Incierto futuro tras la caída de Mosul
Estos días los habitantes de Mosul están de celebración. La gente se ha congregado estas pasadas noche para conmemorar la derrota de ISIS tras nueve meses de combates
Beirut
Los combates en Mosul se han alargado más de lo esperado y han sido especialmente virulentos en la mitad occidental de la ciudad. Los militantes de ISIS han opuesto una feroz resistencia, 38 de los 54 barrios al oeste del río Tigris están muy dañados. La división de las fuerzas especiales ha perdido al menos el 40% de sus efectivos desde el inicio de la ofensiva el pasado octubre.
Esta destrucción ha llevado a las Naciones Unidas a afirmar que se necesitarán 1.000 millones de dólares para restablecer los servicios más básicos como agua o electricidad.
Fahd al-Abidi también se unió a sus conciudadanos para festejar la victoria anunciada por las fuerzas de seguridad y asegura por mensajería instantánea que la gente está muy contenta por la liberación. Pero dice no olvidar los retos a los que se enfrenta la ciudad y el país. Habla de grupos armados en la ciudad, fuera de la jurisdicción del Estado, y que el gobierno deberá controlar para evitar un vacío de seguridad.
La declaración oficial de victoria ha llegado mediante una alocución televisada por parte del primer ministro Haider al-Abadi la tarde del lunes. Al-Abadi encara el último año de legislatura con una victoria decisiva pero más costosa de lo esperada. Ahora deberá hacer frente a una reconstrucción del país cuya factura podría ascender hasta los 100.000 millones de dólares según el ministro de planificación, lo que equivale a dos terceras partes del PIB.
Y más importante, deberá mejorar una decaída economía e impedir que vuelvan a emerger las divisiones políticas y sectarias que facilitaron el ascenso de ISIS hace apenas tres años.
Estado Islámico
En Irak, el grupo todavía controla una amplia franja fronteriza con Siria, que atraviesa las provincias de Ninive y Anbar, además de un par de territorios aislados.
Han pasado casi tres años desde que el líder de ISIS, Abu Baker al Bagdadi, ascendiera al púlpito de la mezquita Nuri en Mosul para declarar el califato. Fue el punto álgido del Estado Islámico
La caída de Mosul es para el grupo una derrota simbólica pero también operativa. Por un lado, se desvanece la idea de crear un estado, y con ello también se esfuma el atractivo que les ha permitido atraer combatientes extranjeros y expandir su ideología.
Por otro lado, a nivel operativo, la posibilidad de controlar territorios les ha permitido crear una administración con la que llevar a cabo programas de educación y adoctrinamiento de menores, establecer juzgados, entrenar combatientes, o sencillamente enriquecerse a través de la recaudación de impuestos, la gestión de recursos naturales o el comercio.
Pero los analistas, políticos y dirigentes de Irak y la región asumen que, aunque en un futuro cercano el Estado Islámico se desvanezca o se vea disminuido a un grupúsculo, su ideología será más difícil de erradicar. Se mantendrá el atractivo mientras la población no identifique alternativas beneficiosas y atractivas. Y sobre todo, mientras se mantengan las extremas divisiones políticas y sectarias, la violencia, la corrupción, o las intervenciones extranjeras que han servido de combustible para la expansión de ISIS.