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Faunia

La increíble historia de la vieja pingüino con chepa que sobrevivió al 'Katrina'

Tras el terrible huracán de 2005, once pingüinos barbijos llegaron a Faunia (Madrid), a pesar de sus heridas los más mayores doblan la esperanza de vida de su especie

Chepi recuperándose de sus heridas tras entrar en contacto con el resto de pingüinos del parque / FAUNIA

Chepi recuperándose de sus heridas tras entrar en contacto con el resto de pingüinos del parque

Madrid

A finales de agosto de 2005, el huracán Katrina golpeó Nueva Orleans sumergiendo la ciudad bajo el agua y matando a más de 1.500 personas. La ciudad del Delta del Misisipi quedó arrasada. El Katrina dejó documentales, películas, canciones y miles de historias increíbles, historias de personas que no quisieron dejar su casa, personas que no tuvieron recursos para hacerlo. Gente que se quedó a cuidar de los ancianos o incluso de los animales. El paso del huracán por la ciudad dejó también cientos de animales muertos, pero también supervivientes y algunos de ellos acabaron en Madrid, en Faunia.

Esa es la historia de los 15 pingüinos barbijos del Polo Sur que vivían en Nueva Orleans y que aguantaron los embistes de uno de los huracanes más devastadores que han golpeado EEUU. Sobrevivieron al huracán, pero quedaron marcados y heridos. Los responsables del acuario de Nueva Orleans encontraron un nuevo hogar para ellos en los parques de la cadena SeaWorld, pero los animales no se integraban y estaban apartados del resto debido a su aspecto y sus heridas. Al enterarse, el equipo de Faunia viajó a EEUU a por ellos. Los quince pingüinos barbijos llegaron a Madrid en 2006. “Estaban muy mal”, recuerda Yolanda Martín, responsable del Ecosistema Polar de Faunia. Cuatro de los quince pingüinos murieron al no recuperarse de las heridas, pero el resto salió adelante. “Uno de ellos aguantó dos años, pero tenía la cadera salida. Otro tiene la columna desviada de un golpe, le llamamos Chepi”. Y esa pingüino con chepa es uno de los animales más especiales del parque. Si esta especie de pingüinos tiene una esperanza de vida alrededor de los 15 años en libertad y de 20 en cautiverio, 'Chepi' tiene 34 años. “Ahora tiene achaques propios de la edad, como alguno de sus compañeros que tienen artritis, reuma o cataratas, pero Copperfield, que tiene 33 años, está muy bien”.

Primer plano de Chepi durante su recuperación en Faunia

Primer plano de Chepi durante su recuperación en Faunia / FAUNIA

Primer plano de Chepi durante su recuperación en Faunia

Primer plano de Chepi durante su recuperación en Faunia / FAUNIA

Los pingüinos llegaron a Madrid con una de sus cuidadoras, que pasó en España las primeras semanas. Fueron días complicados. “Los pingüinos tenían muy mala pinta, tenían heridas y habían perdido todo su pelaje”, recuerda Yolanda. Al llegar estuvieron un tiempo en cuarentena antes de salir a la instalación de Faunia, una de las más grandes de Europa para pingüinos. “Tuvimos que recuperar su pelaje y pasaron un mes a completa oscuridad para que recuperasen las plumas, pero poco a poco se fueron adaptando bien”. Cuando los animales se recuperaron tuvieron que afrontar otro problema, los animales viejos o con mal aspecto no suelen exhibirse en los zoos. “Conseguimos convencer a los jefes de que tenían que estar con los demás a pesar de sus heridas y marcas, incluso con chepa. Es importante también para educar a los niños”, explica Martín.

Los animales se fueron integrando y ya llevan once años en Madrid. “Fue un logro sacarlos adelante”, presume Yolanda, que conoce los nombres de los 111 pingüinos del parque y que reconoce que sufre cada vez que alguno se pone enfermo. “Ahora se están quedando ciegos, son muy mayores”, señala. Pero Chepi, Copperfield y sus compañeros siguen adelante cargando con las heridas del Katrina y los achaques de la edad. En sus patas hay muchas historias y una vida que casi dobla la que tiene su especie en libertad. “Que se hagan viejos aquí y sigan con nosotros dice mucho de nuestro trabajo”, dice orgullosa Martín. Los viejos barbijos han encontrado una nueva vida en Faunia, un retiro dorado a miles de kilómetros de su hogar y rodeados de otros compañeros de otras especies con otras historias, aunque ninguna como la de estos valientes barbijos.

 
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