Viaje al centro de la restauración
El taller de restauración de pintura es el protagonista en la Cátedra del Prado 2017
Madrid
Aquí todo va sobre ruedas, literalmente: sillas, mesas, lámparas, caballetes... Y no hay nada que no entre o salga por un ascensor de más de siete metros de diagonal. Las obras hacen las veces de paciente; lo primero que se le hace al llegar al taller es una radiografía. Este son solos tres anécdotas de lo que se encontrarán los próximos asistentes a la Cátedra del Prado 2017.
La Cátedra tendrá lugar entre los meses de octubre y noviembre, estará a cargo del taller de Restauración de pintura del Museo del Prado y tratará diversos aspectos relacionados con el tratamiento de obras de grandes maestros como Tiziano y Goya. Por primera vez, la Cátedra corre a cargo de un grupo y no de un solo profesional de prestigio. En este caso, el equipo lo conforman los diez restauradores de pintura del Museo con el apoyo de otros técnicos como los del laboratorio de análisis.
"Adjudicar la cátedra a ese taller nos permite dar una idea mucho más compacta, mucho mas unitaria para el asistente que si la hubiésemos dedicado a todo el área en general", explica Enrique Quintana, jefe de Restauración y Documentación Técnica de la pinacoteca.
En palabras de Quintana, el de restauración es un proceso "complejo", que arranca con la decisión del conservador -historiador de arte- que indica y aprueba si una obra debe pasar por el taller o no y, en caso afirmativo, el cuadro se vuelve paciente y comienzan las analíticas.
Lo siguiente, una parada en el gabinete de documentación técnica, donde trabaja uno de los restauradores con mayor experiencia, Jaime García Máiquez, que explica que las obras son sometidas a una radiografía para poder conocer qué cambios se han hecho en la composición. "Dependiendo del número atómico y de los pigmentos, la materia absorbe más o menos radiación", precisa el experto, que considera "fundamental" este paso para la labor del taller y para llegar "a conclusiones importantes" como las técnicas artísticas usadas por los pintores.
"En artistas como Velázquez, que pinta con capas finas de pintura, son importantísimas otras técnicas complementarias como la reflectografía son para descubrir el dibujo subyacente que hay en un cuadro y que no se ve a simple vista", explica García Máiquez.
También es necesaria la tarea de los restauradores que trabajan en el laboratorio, como Lola Gallo, que explica que es posible diferenciar qué puso el artista en un cuadro y qué se puso en otro momento, algo que sirve tanto para el propio trabajo de restauración como para catalogar las obras o fecharlas.
Además, una de las prioridades de la Cátedra es la formación de futuros profesionales. Para ello, el Prado otorgará 20 becas para jóvenes de menos de 35 años con un titulación superior relacionada con el contenido del curso.