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Erdogan convierte a Turquía en la mayor cárcel de periodistas del mundo

El Parlamento Europeo condena la detención de periodistas y escritores a raiz del golpe fallido de 2016

Según Amnistía Internacional hay 120 informadores arrestados por hacer su trabajo

Can Dündar, editor del periódico de centro-izquierda Çumhuriyet, recibió en 2015 el premio a la libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras. Al año siguiente fue finalista del Premio Sajarov 2016, que otorga el Parlamento Europeo a quienes luchan por l(Wikimedia Commons)

Estambul

La libertad de prensa vive en Turquía uno de los peores momentos de su historia. El pasado año, el país se convirtió en el que más periodistas encarceló en todo el mundo. Por delante de China. Las cosas no estaban muy bien antes pero han ido en caída libre desde que el pasado julio se declaró el Estado de Emergencia tras un intento de golpe frustrado.

  • resolución DE condena

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan se ha ensañado con cualquier oposición y los periodistas no son una excepción. “En nombre de la lucha contra el terrorismo”, el país se hunde en una espiral represiva sin precedentes, afirman desde Reporteros Sin Fronteras. Decenas de periodistas han sido encarcelados sin que se realice un juicio. Una opinión que comparte Andrew Gardner, investigador de Amnistía Internacional en Turquía: “Ha habido un gran número de enjuiciamientos, bajo acusaciones de terrorismo. Ha habido un incremento en el número de detenciones prejuicio… En muchos casos hemos visto pruebas presentadas, de que [los periodistas] no han estado involucrados en ningún tipo de crimen”.

El investigador, explica que las acusaciones resultan estar siempre basadas, únicamente, en su actividad periodística. “Esto está alcanzando un nivel endémico en Turquía. Y existe el riesgo de que según pasa el tiempo no tengamos menos periodistas en prisión sino más”, concluye Gardner.

Desde el mes de julio se han cerrado por decreto más de 130 medios de comunicación y se ha encarcelado, entre otros a la cúpula de uno de los principales diarios opositores, el Cumhuriyet. El reciente referéndum en el que Turquía aprobó con un escaso 51,4% cambiar su sistema parlamentario por uno presidencialista, ha sido de nuevo un termómetro. Cada vez quedan menos voces que hablen contra la versión oficial. “Tiene un gran impacto no sólo en los medios o en el periodismo sino en la sociedad turca en general en cuanto sus derechos de recibir una información adecuada”, asegura Gardner.

Las asociaciones de prensa de Turquía han protestado contra las detenciones, que califican de "caza de brujas". Pero el Ejecutivo turco ha dejado claro que va a seguir haciendo oídos sordos a las quejas que llegan desde dentro y desde fuera del país. “Los aliados turcos, incluyendo los gobiernos de Europa y Estados Unidos, simplemente han estado demasiado callados durante demasiado tiempo”, concluye el experto de Amnistía Internacional, que ha iniciado una campaña en redes sociales para demandar la liberación de los informadores encarcelados con la etiqueta #FreeTurkeyMedia.

Aunque nada hace pensar que algo vaya a moverse en el Ejecutivo turco. El pasado noviembre, ante el revuelo causado tras encarcelar a once periodistas del Cumhuriyet, el primer ministro Yildirim subrayó que las líneas rojas del Europarlamento en materia de libertad de prensa no significan nada para Turquía.

 
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