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Elecciones Francia

Los socialistas regresaron al Elíseo 17 años después de Miterrand

Recordamos cómo fueron las Elecciones Francesas de 2012: la victoria de Hollande y el adiós político de Sarkozy

El presidente francés, François Hollande, en el Palacio del Elíseo en París.(EFE)

El presidente francés, François Hollande, en el Palacio del Elíseo en París.

Madrid

François Hollande, con 57 años, se convirtió en el séptimo presidente de la V República al conseguir imponerse con el 51, 62% de los sufragios a Nicolás Sarkozy en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, celebradas el 6 de mayo de 2012. Ya en la primera ronda había derrotado al candidato conservador, un hecho especialmente doloroso para éste ya que nunca antes un presidente en ejercicio que se presentaba a la reelección no ganaba la primera vuelta.

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La victoria de Hollande puso fin a 17 años de gobiernos de Unión del Movimiento Popular (UMP), con Jacques Chirac (1995-2007) y Nicolás Sarkozy (2007 - 2012), que se sucedieron tras la retirada de François Mitterrand, mítica figura de la izquierda francesa, y primer candidato socialista que llegó a la presidencia en Francia en 1981 y ocupó el Eliseo durante 14 años.

17 años después, los resultados electorales en las legislativas permitirían a los socialistas controlar de nuevo, y de forma simultánea, la Asamblea Nacional, el Senado, el Elíseo y Matignon, sede del primer ministro, además de casi todas las regiones y las principales ciudades del país, una situación inédita para la izquierda durante la V República. El 'Partido Socialista' logró 314 escaños de los 577, y superaba de largo la mayoría absoluta, que se situaba en 289. Tendría las manos libres para afrontar la crisis europea y aprobar las reformas prometidas en campaña para salir del caos económico y financiero del país. Un auténtico cheque en blanco para gobernar en solitario, sin depender de 'Los Verdes' ni del 'Frente de Izquierda'.

La mala noticia para la nueva mayoría de izquierdas fue la derrota de Ségolène Royal en La Rochelle, un hecho que no estuvo exento de morbo, y que entretendría a los franceses con el affaire político/amoroso que la prensa gala tituló 'ménage à trois' protagonizado por Royal, primera mujer de Hollande, el propio Hollande, y la compañera sentimental por aquel entonces del presidente, la periodista Valérie Trierweiler. El romance de la periodista con Hollande había comenzado en 2005 mientras éste estaba casado con Ségolène Royal. Dos años después, el affaire provocó la separación definitiva de la pareja. Pero en medio de esta campaña legislativa estalló la confrontación entre las dos mujeres cuando Trierweiler, estrenando su rol de primera dama, apoyó a través de un tuit a Olivier Falorni, un disidente socialista que se presentaba contra Royal. Ésta, humillada en las urnas, no lograría un escaño en la Asamblea Nacional.

Al margen de estas trifulcas político/personales que protagonizaron el final de una dura campaña, las urnas, con una abstención récord, en torno al 44%, dejaban dos lecturas históricas: por un lado, la primera mayoría absoluta socialista desde 1981, por otro, el regreso al Parlamento de la extrema derecha. El viejo Frente Nacional, que no tenía representación desde los años ochenta, regresó a la Asamblea Nacional de la mano de Marine Le Pen, con 2 escaños.

El naufragio de la derecha de Sarkozy

El triunfo de Hollande fue, en cierto modo, un voto de castigo a Nicolás Sarkozy, que venía arrastrando en los últimos años unos índices de popularidad pésimos. Sarkozy tuvo que hacer frente a una grave crisis económica en 2008, y las encuestas mostraban cómo la extrema derecha iba ascendiendo. El presidente apostó entonces por un viraje hacia la extrema derecha para seducir a los votantes de Marine Le Pen, pero la estrategia no dio los frutos esperados, y le hizo perder el electorado centrista en 2012. Esta fue su primera derrota electoral de sus 30 años de carrera política y le llevó a tomar la decisión de retirarse de la vida política.

Su partido (UMP) también sufrió en las urnas una severa derrota en las legislativas. Consiguió 194 escaños, lo que suponía perder más de un centenar. Sumando los diputados del 'Nuevo Centro', la derecha sumaba 229 escaños, cuando hacía cinco años tenía 353. Las urnas certificaron además la casi irrelevancia de 'MoDEM', partido centrista, que sólo logró dos diputados. La marcha de Sarkozy de la vida política hundió aún más a los conservadores que habrían de arrastrar una crisis de liderazgo estos años en la oposición.

El Gobierno de Hollande

Pese a su holgado triunfo, el gobierno de los socialistas tampoco ha sido un camino de rosas. Diezmado por la crisis económica, Hollande no tardó en alcanzar niveles de impopularidad históricos para un presidente de la República. La derrota socialista en municipales forzó al presidente a realizar un cambio de Gobierno, al frente del cual situó, en marzo de 2014, a Manuel Valls.

Contener la creciente deuda pública, frenar el déficit presupuestario, reducir la tasa de desempleo o la reforma fiscal han sido otros grandes retos a los que se ha tenido que enfrentar el Gobierno de Hollande. El giro liberal en su política, en algunos sectores, fue interpretado como un alejamiento de los postulados socialistas.

Y para colmo de males, la vida personal del presidente francés también fue objeto de crítica en la prensa y la opinión pública. En 2014, sin relación sentimental oficial, la publicación de unas fotos con la actriz Julie Gayet, inició un escándalo que le costó la separación de Valerie Trierweiler. Hasta este momento, en Francia, la vida privada de los políticos había sido tabú para los medios, pero el ‘affaire’ entre el presidente y la actriz Julie Gayet supuso el principio del fin de esa vieja tradición.

No obstante, el mayor desafío al que ha tenido que enfrentarse el presidente francés ha sido el del terrorismo yihadista, que ha dejado su huella hace unas horas en esta campaña al matar a un policía en un ataque en los Campos Elíseos y ha provocado que los candidatos suspendan los actos de campaña. La masacre de noviembre de 2015 en París, donde murieron 130 personas, y la de julio de 2016, en Niza, donde un terrorista provocó la muerte de 84 personas al empotrar su camión contra una multitud, el día de la Fiesta Nacional francesa, han convertido a Francia en el país occidental más castigado. Francia es hoy un país en estado de excepción. Sus críticos no han dejado de acusarle de falta de liderazgo e indecisión a la hora de afrontar los problemas de seguridad.

En los dos últimos años de su mandato, las encuestas le señalaban ya como el presidente más impopular de Francia en las últimas décadas, y advertían que tanto él como cualquier otro candidato socialista no pasaría la primera ronda de las elecciones presidenciales de abril y mayo de 2017. El 1 de diciembre de 2016, Hollande anunció que no se presentaría a la reelección en 2017. Se convertía así en el primer presidente francés de la V República que renunciaba a una reelección. Las citas electorales del 23 de abril y el 7 de mayo decidirán quién será el nuevo inquilino del Elíseo.

 
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