El Parlamento Europeo tendrá la última palabra en el 'brexit'
El artículo 50 del Tratado de Lisboa establece el derecho de cada Estado miembro de salir de la Unión y describe cómo se debe negociar la salida y la futura relación con el Estado que se dispone a retirarse. La salida del Reino Unido pone a la Unión, y al Parlamento, ante el que puede ser su mayor desafío para los próximos años
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Una furgoneta con la bandera de la Unión Europea en la que se incluye una estrella sin colorear circula por Londres. Con el brexit, los británicos dejarán de ser titulares de los derechos y libertades fundamentales previstas en los tratados europeos, exce / ANDY RAIN (EFE)
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Estrasburgo
Una vez que se alcance un acuerdo entre las dos partes, el texto final debe recibir el visto bueno del Consejo pero también del Parlamento Europeo. Esteban González Pons es el portavoz para el Brexit en el Grupo Popular: "El Parlamento tiene que encontrar su lugar porque tiene la última palabra pero no es negociador. Para evitar el desastre de que terminada la negociación el Parlamento se oponga, hay que buscar un hueco en esas negociaciones".
Para que eso no ocurra se deben respetar, según Pons, algunas líneas rojas: "Sólo se negocia con el gobierno británico, no hay negociación con Escocia; en segundo lugar, todo el Reino Unido se va con el Brexit, no hay posibilidad de Irlanda o Escocia se queden en el mercado único; y tercero, debe haber reciprocidad: los derechos que los ciudadanos británicos vayan a tener en el resto de la Unión tienen que ser los mismos para los ciudadanos de la UE que sigan en Reino Unido".
Desde el grupo socialista, su portavoz Ramón Jáuregui, fija también algunos límites: "El Reino Unido no puede negociar en paralelo a su salida, otros acuerdos comerciales con terceros países, como Estados Unidos, porque no les correponde ya que aún están en la UE".
Insiste en la unidad y en la preparación: "Hay que argumentar y razonar con fuerza nuestras posiciones. El Reino Unido lo tiene muy mal. Tiene que hacer una aportación económica fuerte, casi seguro, y tiene un problema interno brutal, con Escocia, Irlanda del Norte y Gibraltar, que están en contra de dejar la Unión".
Y pide por último firmeza pero sin caer en el revanchismo: "Hay que evitarlo, porque a la postre, cuando se vayan, habrá que construir un marco de buenos vecinos. Una alianza militar con Reino Unido habrá que hacer porque se llevan la cuarta parte de la estructura militar de la Unión. Hay que ser honesto, ellos han sido históricamente una pieza clave de toda la defensa, incluso contra el fascismo. Habrá que hacer también un acuerdo comercial, porque nosotros querremos seguir exportando hacia allí, y ellos querrán hacer lo propio hacia aquí".
A modo de conclusión desde ambos grupos recuerdan en todo caso, que no puede haber soluciones a medida porque eso abriría la puerta a la desintegración de todo el proyecto europeo. "Si admitimos un Brexit blando podemos estar abriendo la puerta a una pertenencia a la carta por la que cada Estado decide de qué forma o con qué consecuencias está o no en la Unión, y eso es el final del proyecto europeo", analiza Pons. "No cabe quedarse con lo mejor de los dos mundos y pretender pagar lo menos posible; quedarse con lo mejor de Europa y además gratis. Estas cosas hay que evitarlas. El propio Juncker decía, 'esto es como si te invitan a gin tonic y se quedan con la ginebra'. Esto tiene que ser bien negociado", concluye Jáuregui.
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Rafa Panadero
Ha desarrollado casi toda su carrera profesional en la Cadena SER, a la que se incorporó en 2002 tras...