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Escaso peso político en la renovación territorial del PP

Al terminar los cónclaves no parecerá que hay tanta renovación como el PP vende porque muchos cargos ya llevan tiempo al frente. Los realmente nuevos son desconocidos a nivel nacional

Por eso y porque ya no hay apenas barones, varios populares echan en falta liderazgos fuertes en la foto final. En Génova piden esperar a ver cómo superan las elecciones de 2019

Hay quien piensa que Rajoy busca perfiles a su imagen y semejanza: "Se rodea de tecnócratas en el Gobierno y de funcionarios en el partido"

Mariano Rajoy, junto Juanma Moreno, Juan Ignacio Zoido, Ana Pastor Cristina Cifuentes y Fátima Báñez / Emilio Naranjo (EFE)

Mariano Rajoy, junto Juanma Moreno, Juan Ignacio Zoido, Ana Pastor Cristina Cifuentes y Fátima Báñez

Madrid

A partir del 17 de marzo se celebran los congresos regionales del PP. En Génova presumen de la importante renovación que se producirá en sus filas. Aunque esta será relativa porque es cierto que se efectuarán cambios en el organigrama pero muchos nombres llevan bastante tiempo al frente.

Así que en la foto, como resultado final, se verán caras que ya estaban y, en conjunto, un menor peso político. Y es que las eleciones autonómicas de 2015 hicieron mella, desaparecieron buena parte de los barones populares. Además, a los que no gobiernan, se suman aquellos que no sobresalen como sus antecesores en el cargo y los que, al ser realmente nuevos, son desconocidos a nivel nacional.

Entre los que ya controlaban su formación están Mercedes Fernández en Asturias, Isabel Bonig en la Comunidad Valenciana o Asier Antona en Canarias. Si los tres salen elegidos, tal y como prevén en Génova, tendrán que trabajar para adquirir mayor relevancia. Al igual que los que presidan la formación en Cantabria (donde se enfrentan María José Sáenz de Buruaga e Ignacio Diego) o en Baleares (allí compiten Biel Company y José Ramón Bauzá). Además, de Ana Beltrán en Navarra o el alcalde de Tarazona, Luis María Beamonte, relevo de Luisa Fernanda Rudi en Aragón.

En la imagen del PP sólo destacarán la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes (a la que le ha salido un rival, Luis de Asúa) y la ministra de Defensa y secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal (ella peleará con Tomás Medina por Castilla-La Mancha). También Alberto Núñez Feijóo, pero él no celebra ahora su cónclave. Ya lo hizo en mayo de 2016, adelantándolo para poder presentarse a las elecciones gallegas.

Por eso, en el PP todos tienen claro que, en un futuro, cuando se hable de la sucesión de Rajoy, cualquiera de ellos podrá jugar un papel fundamental. Tienen poder territorial. A diferencia de Soraya Sáenz de Santamaría. Aunque la vicepresidenta cuenta con algunos apoyos en Andalucía (donde seguirá Juan Manuel Moreno) y en el País Vasco (allí se ratificará a Alfonso Alonso).

También continúa al frente José Antonio Monago en Extremadura. Y se confirmará tanto a Xavi García Albiol en Cataluña como a Pedro Antonio Sánchez (sucesor de Ramón Luis Valcárcel) a pesar de tener que ir a declarar este lunes al Tribunal Superior de Justicia de Murcia por el caso Auditorio.

Sólo hay dudas sobre lo qué ocurrirá en La Rioja y en Castilla y León. En la primera se pretende evitar que se rompa el partido entre los afines a Cuca Gamarra y los de José Ignacio Ceniceros. Y si no encuentran una tercera persona, de consenso, no se descarta que repita Pedro Sanz para aplazar así la guerra interna. Respecto a la segunda comunidad, los populares esperan que Juan Vicente Herrera comunique si se mantiene o no. Si da un paso atrás, se apostará por Alfonso Fernández Mañueco.

En este reparto, tal y como resaltan algunos dirigentes populares, faltan liderazgos fuertes. Para contrarrestar esa idea, desde la sede nacional, defienden que muchos de ellos tienen buen cartel en su tierra y que, en cualquier caso, es "mejor representación que la del PSOE donde ni siquiera tienen líder". Señalan que es "lo lógico en una etapa de transición" y que a partir de abril empezarán a cobrar fuerza.

Aún así hay dirigentes conservadores a los que les parece que Rajoy busca perfiles a su imagen y semejanza. Cuentan que el presidente del Gobierno evita rodearse de cargos carismáticos y emergentes. "Al final elige a tecnócratas para el Gobierno y a funcionarios para el partido", opina un dirigente conservador. A lo que un compañero suyo responde que es preferible eso a que den problemas. Piensa que ya irán adquiriendo protagonismo y que su oportunidad les llegará en 2019.

Lo que sí se va a ver con todos estos cónclaves es que a los afiliados del PP no les interesa tanto como a los de otras formaciones políticas participar en las decisiones importantes que se adoptan en su partido. La prueba es que muy pocos se están inscribiendo para poder votar a su presidente.

Y también que no son nada de batallas De hecho, ahora mismo, en seis comunidades se presentan dos personas. Y en ocho, sólo una. Al igual que en las ciudades autónomas de Ceuta (Juan Vivas) y Melilla (Juan José Imbroda). Además, no se celebran más que cinco congresos asamblearios (en Madrid, La Rioja, Baleares, País Vasco y la Comunidad Valenciana), donde los militantes tendrán la última palabra a la hora de elegir a su líder.

El resto ha preferido optar por el sistema de doble vuelta que se aprobó en el Congreso Nacional. Quieren llegar a su fin de fiesta con una candidatura. La idea es que en la primera ronda se imponga el favorito de la mayoría de los afiliados y que los demás no pasan la criba. Así, en la segunda, los compromisarios sólo tendrían que certificarlo. En la sede nacional piensan que eso es lo que ocurrirá en la mayoría de los sitios, salvo tal vez en Cantabria donde el duelo se puede mantener hasta el último minuto.

 
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