Ocio y cultura

'Así me siento', una exposición en la que los asientos hablan

La forma de sentarse en América marcaba jerarquía y algunos asientos permitían comunicarse con el más allá

Las mujeres no se sentaron en sillas hasta el siglo XIX.(Museo de América)

Las mujeres no se sentaron en sillas hasta el siglo XIX.

Madrid

Todo comunica, la forma de sentarnos también. Y es que los muebles hablan en esta exposición. Hoy en día quizá esto suene extremo pero no era así en la América prehispánica donde a cada persona por su estatus social, por su sexo, e incluso por su trabajo, debía sentarse de una determinada manera. “Así soy, así me siento”, bajo esta premisa Andrés Gutiérrez organiza esta exposición en el Museo de América: “No es que uno se siente y ya está, es una comunicación que se establece con el otro, al sentarme yo estoy comunicando quién soy”, explica.

Esta es una reflexión sobre algo tan cotidiano como el descanso, la comodidad; sobre bancos, sillas, tronos, sillones, en definitiva, sobre todas las superficies donde se puedan posar las posaderas. O no. “Es interesante reflexionar sobre lo que es cómodo para nosotros en comparación con lo que es cómo para los otros, por ejemplo los Tarahumara descansan de pie”, afirma Gutiérrez. Los también llamados Rarámuris, al norte de México, son capaces de reducir sus constantes vitales hasta entrar en una suerte de ensoñación que les permite descansar en posición vertical y sin ningún tipo de apoyo.

En la América prehispánica algunos descansaban de pie mientras otros inventaban uno de los asientos más cómodos (al menos como entendemos la comodidad en occidente): la hamaca. “Cada mobiliario tiene su adaptación al contexto en el que se desarrolla: una cama cerrada en la América tropical con calor, humedad, insectos, es lo peor; mientras que la hamaca es fresca y fácil de transportar, es la adaptación de la América indígena a las necesidades de descanso y es uno de los inventos de la América prehispánica más extendidos en occidente”, explica Andrés Gutiérrez.

La hamaca es uno de los inventos de la América indígena más extendidos en occidente.

La hamaca es uno de los inventos de la América indígena más extendidos en occidente.

La hamaca es uno de los inventos de la América indígena más extendidos en occidente.

La hamaca es uno de los inventos de la América indígena más extendidos en occidente.

Así me siento no solo se refiere a la comodidad, también a las implicaciones sociales que conlleva sentarse de una manera u otra: “Si soy un noble me siento más alto que los de estatus inferior, sin embargo, adopto otra postura si estoy en presencia de un noble superior. Es un juego de posturas muy complejo”, aclara Gutiérrez. “Los caciques tenían pajes al cargo exclusivo de su asiento, estaban dedicados a custodiar ese asiento que era de uso exclusivo del noble”, ilustra Gutiérrez. Si alguna otra persona utilizaba ese banco era castigado. “El asiento era personal, no es la idea de trono que tenemos en Europa donde el asiento permanece y se hereda; en el caso de la América indígena se enterraba al noble difunto junto a su banco”, añade.

La altura del asiento y la postura sobre él marcaba la jerarquía también entre hombres y mujeres: “Aquí entra el concepto de pudor, el hombre no tiene esa limitación a la hora de mostrar sus atributos genitales y se sienta siempre con las piernas abiertas; es sobre las mujeres donde recae ese pudor y se sentaban siempre más bajas que los hombres y con las piernas juntas y estiradas”, describe Gutiérrez. Las mujeres no se empezaron a sentar en sillas hasta el siglo XIX, a excepción de las nobles que hasta entonces eran las únicas que podían sentarse por encima de los hombres de clase social más humilde.

Los chamanes tenían asientos que, incluso, les ayudaban a conectar con el más allá: “El chamán utilizaba ciertos bancos para conectar con el mundo espiritual. Al parecer de estar forma adquirían un conocimiento que empleaban en el mundo terrenal para, supuestamente, curar enfermedades”, explica Gutiérrez.

Los chamanes tenían bancos para conectar con el mundo espiritual.

Los chamanes tenían bancos para conectar con el mundo espiritual.

Los chamanes tenían bancos para conectar con el mundo espiritual.

Los chamanes tenían bancos para conectar con el mundo espiritual.

Cuando llegan los españoles a América se produce larevolución de los muebles”, se diversifican y empiezan a adquirir nuevas connotaciones: “Los muebles empiezan a ser símbolo de riqueza, se empieza a tener muchos y a estar adaptados a las diferentes estaciones y situaciones”, declara Gutiérrez. De hecho, exportamos muebles tan peculiares como “los de viuda”: “Los muebles debían reflejar tu situación igual que la vestimenta, por eso existían sillas, sillones, mesas, biombos, etc. En los que la viuda recibía las visitas mientras estaba de luto”, ejemplifica Gutiérrez.

Hamacas, bancos más allá de la muerte, sillas con súper poderes, que se visten de luto... Más de 90 piezas en el Museo América que tenían un único fin: encontrar y hacer notar, el sitio de cada uno en el mundo.

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