Contradictorios pero felices
La política se llena de confusión, oculta en aquello que los partidos se niegan a reconocer
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Pablo Crespo, considerado número dos de la trama Gürtel, sonriente a su llegada a la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares / Juan Carlos Hidalgo (EFE)
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Madrid
Cuando el martes empezó el juicio a la trama Gurtel, en el Congreso de los Diputados apenas se oyó un ruido de fondo. Se hablaba sólo del PSOE. El PP cuenta que quiere conocer toda la verdad del caso y será por eso que pide anular el proceso. En su momento judicial más crítico, más fuerza política exhibe el Partido Popular. Todo es tan confuso que, ahora, quien se ofrece para regenerar la marca es Esperanza Aguirre.
En el PSOE hay quienes quisieran la abstención pero no lo dicen y cuando el PP descubre que igual los socialistas van en serio, algunos prefieren ir a elecciones a ganar más votos. Tampoco lo reconocen. Cuanto menos dicen, más claro que se les escucha.
290 días en funciones y andamos instalados en la contradicción. También nosotros. Según el barómetro del CIS de septiembre, los españoles son cada vez más pesimistas. Pero también más felices. Los más felices, los que se interesan algo por la política. Quizá es que tampoco nosotros nos lo digamos todo.