Ramos se distrae demasiado
Se le reclama sobriedad en el juego
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Sergio ha empezado la temporada con dudas / Alex Grimm (Bongarts/Getty Images)
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Antes de que se me tiren al cuello los “ramistas”, que son feroces, diré que Sergio Ramos es un valor indudable del Real Madrid y de la selección, nadie lo pone en duda, pero tiene que centrarse.
Jugar en un lugar de tanta exposición necesita un punto de sobriedad que Sergio no parece asimilar. Quizá confiado en su fulgor físico, que va perdiendo poco a poco como humano que es, sigue prefiriendo muchas veces el riesgo en determinadas acciones que pueden condicionar un partido. Un cruce desbocado o una entrada innecesaria en el área o un pase lateral imprudente son acciones que Sergio repite con cierta regularidad y que podría evitar perfectamente si tuviera un poco de mesura.
No le hace falta jugársela permanentemente con ese aire sobrado que le traiciona. Una cosa es la valentía y otra la insensatez. Con ese punto de madurez que le falta atrás, él y todo el madridismo vivirían más tranquilos.
Que suelte la adrenalina atacando en los córneres, donde es un ciclón imparable y goleador. Esos magníficos tantos, un valor añadido a su figura, no deben disimular ni compensar sus distracciones, que tienen que ver a veces con su personalidad atrevida e impetuosa más que con su capacidad. En este momento de su carrera, le tiene que importar más no cometer errores que tirar faltas o penaltis.
Hay quien se queda con los fuegos artificiales, pero un central sobrio y seguro se queda con el puesto hasta cuando le dé la gana.
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Jesús Gallego
Director de 'Hora 25 Deportes'