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Fiscalía pide prisión para los sindicalistas que agredieron a directivos de Air France

Pide dos y cuatro meses de prisión a los cuatro sujetos que agredieron a los directivos y a los otros diez les exigen multas individuales de mil euros

El presidente ejecutivo encargado de las relaciones laborales y recursos humanos de Air France, Xavier Broseta, junto a Pierre Plissonnier y Christian Charriere-Bournaze. / BENOIT TESSIER (Reuters)

París

El fiscal pide penas de entre dos y cuatro meses de cárcel para cuatro de los cinco acusados de haber agredido de manera coordinada a dos ejecutivos de Air France durante una reunión del comité de empresa. "El caso de la camisa desgarrada" del director de personal, Xavier Broseta, y del responsable de la actividad de larga distancia, Pierre Pissonier, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo, se juzga desde ayer ante el Tribunal de Bobigny, a las afueras de París.

Comparecían cinco exempleados de la compañía aérea –que fueron despedidos tras los incidentes de esa jornada del 5 de octubre de 2015– acusados de "violencia en reunión voluntaria", penado con hasta tres años de cárcel y 45.000 euros de multa.

Los otros diez están inculpados por causar "deterioros materiales", al haber forzado las verjas del recinto y haber permitido que centenares de personas que protestaban por la presentación de un nuevo plan de reestructuración que amenazaba 2.900 despidos, irrumpieran en la sala donde se desarrollaba una reunión del comité central de la aerolínea de bandera francesa. La fiscalía les exige ahora una multa a cada uno de mil euros por causar deterioros materiales.

La "humillación de los dirigentes no ha creado jamás empleo" declaró el fiscal Philippe Bourion para dejar claro que la lucha sindical no justifica la violencia que sufrieron los dos directores ni mucho menos los vigilantes que les acompañaban. "No fue una operación sindical" sino de "una operación de agresores" y "mirones", añadió Bourion, retomando así la expresión que utilizó el primer ministro, Manuel Valls, para calificar los actos sindicales de aquella jornada. Valls había calificado también a los presuntos agresores de "delincuentes", algo que la central sindical CGT a la que pertenecen la mayor parte de los juzgados, no ha perdonado como recuerda de manera insistente su secretario general, Philippe Martínez.

Los abogados de los sindicalistas trataron de minimizar los hechos, pero los vídeos de las cámaras de seguridad y de los propios asalariados difundieron lo hechos por todo el planeta. En ellos se ve con claridad la irrupción de decenas de personas en el recinto. Mientras el consejero delegado de la compañía fue rescatado por los guardas de seguridad por la puerta trasera, los dos directores mencionados de Air France fueron empujados y a fuerza de forcejeos, les rasgaron sus camisas hasta dejar a uno de ellos con el torso desnudo, antes de conseguir saltar la valla con ayuda de los agentes de seguridad.

La propia compañía sólo ha pedido un euro simbólico de indemnización. La sentencia no se conocerá hasta dentro de algunas semanas y con ella no se terminan las acciones judiciales del caso. El próximo 9 de diciembre Air France tendrá que responder ante el mismo Tribunal Correccional de Bobigny de las denuncias de la CGT por supuestos obstáculos al funcionamiento del comité de empresa.

Y al margen de este proceso se juzgará a dos pilotos que facilitaron su tarjeta a los manifestantes para entrar en la sala de acceso restringido a los miembros del comité, donde se reunían los representantes de la empresa y de los asalariados.

Este caso se ha convertido en símbolo de las tensas relaciones sociales que suele haber el seno de las empresas francesas entre los comités y parte de los sindicatos más radicales, como CGT y Fuerza Obrera. Desde 2011 el grupo AirFrance-KLM ha puesto en marcha cuatro planes sociales para recortar 8.000 empleos, sin despidos.

 
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