Una red contra el desahucio escolar
Las Escuelas de Segunda Oportunidad suponen una alternativa para quienes quieren retomar su formación o no terminan de adaptarse al sistema educativo. Algunos de estos centros han comenzado a constituirse en red para implantar un modelo común, buscar el reconocimiento oficial y más estabilidad económica.
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Leidy (segunda en la segunda fila desde la izquierda) junto a sus compañeras de curso el día de su graduación. / Fundación Tomillo
![Leidy (segunda en la segunda fila desde la izquierda) junto a sus compañeras de curso el día de su graduación.](https://cadenaser.com/resizer/v2/EGKU5DZN6FLTJB5NKGLUDS3SH4.jpg?auth=81f88b07474d919889da455fe24ea7dc77e0db6e245c1263d9d949eb49be61c5)
Madrid
Leidy tiene 25 años y un hijo de 4. Hasta hace poco trabajaba limpiando casas pero quería algo más: "Necesitaba entrar en una empresa a trabajar, con buenas condiciones y que me pudieran tratar bien, para tener una vida mejor y dársela a mi familia". En su casa son seis, además de ella y su hijo, sus padres, su hermano de 16 años y su pareja. Sólo su madre trabaja. Un único sueldo que hace muy difícil resistir la tentación de trabajar en cualquier cosa en lugar de formarse. "Llegar a mi casa y solamente es mi madre la que está aportando dinero...Silvia me ha ayudado mucho al decirme: no te desanimes, sigue adelante... porque siempre llega otra persona y te dice: mira hay un trabajo para tal cosa y te pagan tanto. Y la desesperación hace que te quieras ir por ese lado y no formarte".
UNA RED CONTRA EL DESAHUCIO ESCOLAR
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Silvia, es Silvia Rodríguez Rivero, una de las profesoras que tiene la Fundación Tomillo en su centro del popular barrio de Orcasitas en Madrid. En esta fundación abren la puerta a gente que, como Leidy, quiere retomar su formación o a quienes no se adaptan al sistema educativo convencional. Aquí se enseña de otra manera: "No toda formación va asociada con sufrimiento, con horas de estudio, de oscuridad y de sudar para sacar una buena nota sino que también se puede aprender en un contexto mucho más práctico", explica. "Un contexto en el que las empresas intervienen, vienen y nos cuentan qué perfiles buscan y cuál ha sido su propio itinerario para llegar donde están. Con este modelo, mucho más participativo y mucho más práctico, la gente sale también muy preparada para poder trabajar".
1.100 jóvenes pasaron por la Fundación Tomillo el curso pasado. En el centro se imparte tanto formación reglada (FP básica) como no reglada, generalmente son cursos que permiten acreditar competencias profesionales. Muchos de estos cursos terminan con prácticas en empresas que ayudan a completar la formación y suponen también una motivación para los alumnos. Pero además de un oficio las Escuelas de Segunda oportunidad también enseñan a los jóvenes a creer en si mismos. "Cuando el sistema educativo te ha estado diciendo continuamente que no vales, que has fracasado, repites curso... al final vienes con la moral baja. Te crees que eres un fracasado. Te crees que no vales para estudiar, te crees que no te gusta estudiar", detalla Marta Martínez que se ocupa de la dirección de formación y empleo en la fundación Tomillo. "Aquí lo que intentamos es ayudar a los jóvenes a que se crean que realmente pueden conseguirlo".
Silvia añade que muchos chicos llegan al centro realmente deprimidos: "Ves a personas que cuando llegan aquí les tiembla la voz al hablar en público, o que les cuesta relacionarse. Están bajos de autoestima y no han terminado nada nunca. Sin embargo, cuando salen lo hacen con una motivación para buscar empleo o a seguirse formando increíble. Esos es lo que les impulsa"
En este tipo de centros se les ofrece orientación, apoyo psicológico y también itinerarios personalizados: "Nuestro valor añadido principal es el acompañamiento individual", subraya Marta. "Aquí formamos de una manera diferente tanto en la parte no reglada como en la reglada para que los chicos que vienen del fracaso de una formación al uso, por decirlo así, aquí se encuentren una manera didáctica mucho más práctica, con profesores que trabajan mucho la parte personal. Además la fundación aporta toda la parte de orientación, de trabajo de la vocación para engancharles a la formación. Trabajamos además muy en contacto con las empresas y en red con otras entidades".
Y es que, después de años trabajando de forma individual, las Escuelas de Segunda oportunidad se han empezado a organizar en red. Por ahora sólo seis entidades forman parte de ella , las fundaciones El Llindar en Cataluña, Don Bosco en Andalucía, Federico Ozanam en Aragón, Tomillo en Madrid , Adsis en País vasco y la Cooperativa Peñascal, también en Euskadi, pero el objetivo es ampliarla. Entre sus objetivos conseguir el reconocimiento oficial, el establecimiento de un modelo común y la estabilidad en la financiación. Para Guillaume Thureau, coordinador en España de la red, "esos jóvenes necesitan continuidad en el itinerario y el sistema de financiación que muchas veces pasas por subvenciones públicas a través de convocatorias hace que da año o cada dos se juegue toda la financiación de la propia escuela y así es complicado tener una continuidad y una construcción duradera del modelo".
Esa estabilidad contribuirá a seguir dando oportunidades a personas como Leidy para quien el paso por una de estas Escuelas ha sido un auténtico cambio de vida. "La verdad es que ha sido una ayuda increíble. Tomillo a mi me ha ayudado mucho y es un presente para un mejor futuro, para mi y para las personas que estamos haciendo esto".