Calakmul, la ciudad maya que vivió una guerra de casi un siglo

Calakmul

Jesús Luna, el jefe del campamento, suele despertar a los 180 ruteros diciéndoles que el día que empieza es el que están esperando. Hoy varios de ellos repetían: "Ha sido el día", y razones no faltan, porque la mezcla de aventura, historia y selva ha hecho que la jornada de hoy no se pueda olvidar.

Ampliar

Cerrar

Una tormenta tropical descargó con fuerza litros de agua en plena excursión y fue tan intensa que el guía decidió prohibir la subida a algunos ruteros, porque la piedra caliza es muy resbaladiza con la lluvia y el musgo que crece en algunas escalinatas complica la subida. Las recomendaciones fueron claras y explícitas: había que dejar el 'palo selfie' porque podía atraer a un rayo, era obligatorio apagar todos los aparatos electrónicos y nadie se podía permitir la imprudencia de cobijarse bajo un árbol. Todas las precauciones eran necesarias para evitar cualquier riesgo, aunque Abigail, una rutera de México D. F., bromeó y dijo "si me tengo que morir que sea en una selva maya". Un rayo cayó a pocos metros y algunos pudieron ver el chispazo que provoca la descarga sobre el tronco del árbol.

Calakmul: ciudad arqueológica y pulmón de la Tierra

Calakmul no es solo una ciudad maya, es también el nombre de la reserva de la biosfera que acoge el segundo pulmón del planeta después de Amazonas y un lugar de inmensa riqueza en flora y fauna. En esta zona viven cuatro de las cinco especies de felinos registradas en México, desde el puma al jaguar.

La ciudad se descubrió hace apenas 85 años, cuando Cyrus Lundell visitó la ciudad acompañado por los chicleros, que se cobijaban en las antiguas habitaciones en las que se alojaban las élites de la ciudad. Hoy Calakmul sigue luciendo imponente y sus templos trepan sobre la selva. Quien consigue aguantar el calor, la humedad y el vértigo puede ver, desde lo alto, las colinas que hacen de frontera con Guatemala. A finales del siglo VII d. C., quienes caminaban por las mismas escalinatas observaban a lo lejos los dominios de Tikal, la eterna rival. Calakmul intentó todo para vencerla, acorralándola ganándose el favor de las poblaciones cercanas con matrimonios concertados, conquistas y diplomacia, pero a pesar de todo, no consiguió evitar la derrota.