Se acabó el recreo
Con el agradecimiento por lo vividos estos años, toca ahora prepararse para el futuro y conservar esa autoestima que da una estrella en el pecho
Madrid
El varapalo de la Euro cierra un ciclo. Admitámoslo, lo ha dicho Piqué, ya no somos tan buenos. La Selección que dominó el mundo con una manera específica de jugar al fútbol ha perdido su nivel. Aunque los dos primeros partidos del campeonato nos hicieron albergar esperanzas de que manteníamos las constantes vitales de otros tiempos, fue un espejismo. El parque de atracciones ya no funciona igual.
Con el agradecimiento por lo vividos estos años, toca ahora prepararse para el futuro y conservar esa autoestima que da una estrella en el pecho, pero la Selección debe replantearse algunas cosas como la exclusividad de un estilo, la falta de alternativas y planteamientos que finalmente empobrecieron nuestro rendimiento.
Xavi y Xabi
La transición dulce que quería Vicente no ha sido efectiva. La ausencia de jugadores importantísimos que equilibraban el juego con su experiencia y categoría se notó más de lo que él pensaba. La presencia de Xavi y Xabi Alonso daba una consistencia al equipo que nadie pudo suplir.
Su lectura del juego ofensivo y defensivo servía para posicionar al equipo de manera conveniente en cada momento. Para iniciar la presión y robar la pelota o para efectuar un repliegue protector con la misma. Xavi Hernández es quizá el jugador más importante en la historia de la Selección por haber sido capaz de dirigir esa manera tan particular de jugar que hemos tenido.
Los centrocampistas que han sustituido a los que se fueron son buenos, pero les ha sido imposible sostener las prestaciones de aquella sala de máquinas en las que nacía todo el equilibrio. Antes, cuando hubo partidos difíciles, que los hubo y muchos, el equipo se aguantaba en la cocina del medio. Ahora, y ante Italia quedó demostrado, a la menor dificultad, nadie es capaz de agarrar el juego y ordenar al resto. La efectividad de Villa, el mejor delantero de la historia de la Roja, también se ha echado en falta. Nos va a costar encontrar un delantero de sus prestaciones.
El futuro
La marcha inevitable de Del Bosque, que debió irse tras Brasil y aguantó por compromiso, abre una nueva etapa. Indudablemente España tiene que cambiar. No hay que llevar a cabo un cambio radical que borre lo que hemos sido los últimos años, pero hay que evolucionar el juego y enriquecer nuestras alternativas. El estilo de posesión total que nos llevó a la cima está además muy estudiado por los rivales. Es un patrón de juego que si no interpretas a la perfección hoy en día no sorprende a nadie.
El nuevo seleccionador debe aprovechar las cosas buenas que hemos conseguido estos tiempos, autoestima, competitividad, ilusión y altura de miras. Pero es importantísimo que aporte un trabajo nuevo, que aporte nuevas opciones a nuestro estilo, que nos complete como una selección más competitiva, con más armas y registros para poder adaptarnos a un panorama más exigente.
Nadie habla de volver a las cavernas de nuestro fútbol, de recuperar la furia como nuestra bandera. Hablamos de modernizar, adaptar, e innovar. Ahí está el reto. Para seguir siendo los mismos pero reforzados, para volver más fuertes a competir con los mejores del mundo.
Jesús Gallego
Director de 'Hora 25 Deportes'