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Los vicesecretarios del PP sufren el ‘síndrome de Floriano’

Maillo, Casado, Levy o Maroto no conocen siquiera a Bárcenas pero en ocasiones se ven obligados a salir a defender lo indefendible. Rajoy no ha hablado en ningún momento de la fianza que el juez de la Mata pidió por la caja b del Partido Popular. En campaña, el presidente en funciones no tiene intención de entrar en polémicas y dejará que se quemen sus cargos porque para eso fueron designados

Carlos Floriano durante una rueda de prensa / EFE

Carlos Floriano durante una rueda de prensa

Madrid

Con el fin de evitar el embargo, el PP presentó al final el aval de 1,2 millones de euros de fianza por la caja b de su partido. Es lo que sus dirigentes dijeron que iban a hacer nada más conocerse la noticia, aunque luego decidieron recurrir. Cuando hace unas semanas se anunció la imposición del juez de la Mata, Mariano Rajoy acababa de estar reunido con los suyos en el Comité de Dirección. Justo durante el encuentro, el abogado se había acercado hasta la Audiencia Nacional a por el requerimiento. Pero la cúpula conservadora no trató este tema en ningún momento.

Al día siguiente, el presidente en funciones se hacía la foto con sus números uno en el parque del Retiro en Madrid. Realizó un breve discurso, alertando sobre la llegada al poder de los partidos radicales. Fue algo que le sirvió de excusa para irse diciendo a los periodistas que ya había hablado, sin querer entrar a valorar este asunto. No lo ha hecho nunca. Rajoy se dedica a hacer campaña. Mucha calle, mucha foto. Con un lema: “A favor”, que es toda una declaración de intenciones. No desea entrar en polémicas. No quiere que nada le turbe. En cuanto asoman temas incómodos, se echa el telón. Tanto si le afectan -como lo del presidente de Murcia- como si no, caso Chaves y Griñán. Él no baja al barro. La estrategia es presentarle por encima de todo como un hombre de Estado.

Para enfangarse ya tiene a su equipo. Sus cargos reconocen que ellos sí que tratarán de sacarle rédito electoral al procesamiento de los expresidentes andaluces. Van a pedir a Pedro Sánchez que se aplique el cuento de exigir responsabilidades políticas y no creen que sea ya capaz de volver a llamar a Rajoy “indecente”. Estos son los temas fáciles, en los que los vicesecretarios del PP se mueven con comodidad. Pueden salir a explicar que se mantendrá la rebaja de impuestos a pesar de las exigencias de Bruselas o cargar contra los gobiernos extremistas… Pero hay otras cuestiones espinosas que son difíciles de digerir hasta para ellos.

Dentro del PP algunos creen que los nuevos cargos sufren ‘el síndrome de Floriano’ porque les recuerda a lo que él tuvo que vivir durante su etapa como responsable de Organización. Fue cuando salieron los papeles de Luis Bárcenas, cuando se hablaba del despido en diferido y de la destrucción de los ordenadores del extesorero… Y muchas veces Carlos Floriano trató de responder a los medios aunque ni él contaba con todos los detalles. “Tuvo que dar la cara para que se la partieran”, recuerdan algunos de sus compañeros. Eso es lo que ocurrió. Tras las elecciones de mayo de 2015, frente a las exigencias de regeneración, el director de campaña se convirtió en la única cabeza de turco.

Fue entonces cuando llegaron los rostros que ahora defienden la postura del PP. Se pasó de no participar en nada, -ni en debates ni entrevistas-, a una sobreexposición. Se les designó precisamente para eso. Pero han tenido que afrontar momentos muy delicados. Se les ha interrogado por alguno de los escándalos de la Operación Púnica, Rita Barberá, la renuncia de José Manuel Soria o, ahora, por la fianza al PP. Aunque de lo que más les cuesta hablar es de Bárcenas. Esa es su herencia recibida. Se ven obligados a hablar de un pasado que ignoran. Y es que ninguno de los nuevos vicesecretarios –Maillo, Casado, Levy y Maroto- han llegado a conocer al extesorero. Aunque a veces tienen que salir a limpiar el honor de su partido. A veces sin argumentos realmente sólidos, improvisando excusas o tirando de los argumentarios que siempre se han utilizado y que ya valen como explicación.

Para algunos en el PP se les está “minando”, defendiendo en algunos casos lo indefendible y hay quien se pregunta quiénes sobrevivirán tras el próximo Congreso Nacional, cuando se reajuste la dirección. “Buenos marrones se están comiendo. Se les está quemando pero también ese es su cometido”, comenta un alto cargo del PP, consciente de que ahora con la campaña por delante, ellos jugarán un importante papel porque serán los encargados de entrar a todo lo que Rajoy deje de lado. A pesar de todo consideran que todo lo que tiene que ver con el extesorero está bastante amortizado. Aunque dan las gracias porque aún no se haya abierto juicio oral por la caja b. También son conscientes de que, en cualquier instante, algo puede estallar por los aires. La corrupción les ha pesado en cada convocatoria electoral. Pero les consuela saber que ahora los socialistas estén peor o igual que ellos.

 
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