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La trama rusa de la Púnica

Francisco Granados empleó una estructura opaca para beneficiarse de un millonario contrato en el metro de Moscú, supuestamente amañado con la colaboración del vicealcalde

El ex 'número dos' de Esperanza Aguirre planeó engañar a Javier López Madrid para apartarle de la operación, según las conversaciones intervenidas

El exconsejero de Presidencia e Interior de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados. / EFE

El exconsejero de Presidencia e Interior de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados.

Madrid

La trama Púnica, liderada por Francisco Granados, no solo extendió sus tentáculos a Suiza, Panamá, Costa Rica, el Caribe o Estados Unidos. También intervino para sacar tajada de un millonario contrato de consultoría y asistencia para la construcción de 40 kilómetros del metro de Moscú mediante el empleo de testaferros y una estructura opaca. Supuestamente, según fuentes del caso, gracias a la sospechosa intervención del vicealcalde de la capital rusa.

La Guardia Civil tuvo conocimiento del negocio de Moscú gracias a una conversación telefónica pinchada entre Granados y su jefe de gabinete y testaferro, Ignacio Palacios, en septiembre de 2014, un mes antes de la detención del ex número dos de Esperanza Aguirre.

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En ella, los imputados cuentan que optaban a la obra del metro ruso por medio de la empresa Bustren, que estaba administrada por quien había sido director general de infraestructuras con Granados en Madrid, Jesús Trabada. Como en Rusia no podía concursar una empresa española, crearon otra sociedad pantalla dependiente de Bustren pero dirigida por un ruso que fue colocado en el cargo por el vicealcalde de Moscú, según admite Trabada a los agentes, y lograron el contrato.

Aunque a todos los efectos la obra del metro de Moscú había sido adjudicada a una empresa rusa dirigida por el ciudadano moscovita Sergei Groshikov, el 70% de los beneficios iban a parar a Granados, Trabada y Javier López Madrid, quien también formaba parte de la sociedad gracias a un contrato de fiducia "opaco al sistema", según Palacios.

La conversación telefónica entre Francisco Granados e Ignacio Palacios también revela cómo pretendieron traicionar a Javier López Madrid y sacarle del negocio. Granados y su testaferro dicen que hay que "meter un poco de veneno y generar la duda" con el proyecto para ver si "Javier la monta y se quita de en medio".

La relación entre todos los involucrados en esta sociedad arranca en 2011, el año en el que Granados deja la consejería de Transportes para ingresar en el Senado.

El supuesto líder de la Púnica contacta con Jesús Trabada, que acababa de abandonar la dirección general de Infraestructuras de su consejería para pasarse a la iniciativa privada fundando la sociedad Bustren PM, y Francisco Granados propone a Trabada adquirir el 10% de su empresa a través de su jefe de gabinete de siempre, Ignacio Palacios, que actuaría como testaferro. También Javier López Madrid entraría en la empresa con un 12% de las acciones, pero en su caso colocó a su hermana en la firma, ocultando tras ella la identidad del verdadero beneficiario de los trabajos, según admitió ante la Guardia Civil el propio Trabada.

Francisco Granados y Jesús Trabada estuvieron al frente de sucesivas ampliaciones de metro en Madrid desde la consejería de Transportes. Fuentes jurídicas investigan si cuando abandonaron el Gobierno de la comunidad aprovecharon los contactos y conocimientos adquiridos.

La Cadena SER se ha puesto en contacto con Jesús Trabada, quien ha admitido que finalmente obtuvo el contrato del metro de Moscú, además de otros en Perú y Ecuador. No quiso ofrecer más explicaciones a preguntas de esta emisora.

 
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