Noventa segundos de éxtasis blanco

El Wolfsburgo respiraba, había superado el primer cuarto de hora en la caldera del Bernabéu, en teoría la salida en tromba del Real Madrid se había salvado. Pero nada más lejos de la realidad.

Un minuto más tarde, en el 16, Carvajal encontró espacios en la banda derecha y puso un centro en busca de un compañero. El balón tocó en varios jugadores del Wolfsburgo, incapaces de despejar, y el esférico llegó a Cristiano Ronaldo, que solo tuvo que empujar el primer tanto del Real Madrid.

El gol prendió al Bernabéu, el coliseo blanco encogió a los alemanes del Wolfsburgo, incapaces de aguantar el balón más de dos segundos. Fruto de esos nervios y del empuje blanco llegó un córner desde el lado derecho.

Kroos, pura clase, puso un balón perfecto a la cabeza de Cristiano Ronaldo, que se elevó y remató al segundo palo, huérfano de un defensor alemán, para marcar el segundo gol de la noche en solo noventa segundos. Un minuto y medio para disfrutar en el Bernabéu.

Era lo que necesitaba el Bernabéu para meterse aún más en el partido. Y aunque el ritmo del partido bajó, el tercer gol de Ronaldo dio el pase al Real Madrid y llevó la alegría plena a la parroquia blanco que se dio cita en Chamartín para ver el pase a semifinales de su equipo.