La Moncloa y Génova cierran filas pero dejan "una herida abierta"
La vicepresidenta y los vicesecretarios del PP se hacen la foto de la unidad y comen juntos en Barcelona. El equipo de Rajoy evita el enfrentamiento. Pero dentro de la formación conservadora reconocen que en el futuro la herida puede volver a sangrar
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Soraya Sáenz de Santamaría y Mariano Rajoy, en el Congreso de los Diputados / ANDREA COMAS (Reuters)
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Madrid
El sábado se vieron las caras. En Barcelona, Mariano Rajoy citó a los vicesecretarios del PP y a Soraya Sáenz de Santamaría. También acudió la secretaria general, María Dolores de Cospedal. Nueva foto para escenificar la unidad. La forma en la que el presidente en funciones resuelve las discrepancias internas. Todos se fueron a comer juntos. “Como una piña, en paz y armonía”, comenta uno de los integrantes de ese almuerzo, reconociendo que fue un encuentro agradable.
Han hecho por olvidar o minimizar lo que pasó hace unos días. Nadie quiere enfrentamientos y menos aún ahora, en la recta final de las negociaciones para formar Gobierno o convocar unas nuevas elecciones. “Sería de una irresponsabilidad absoluta estar a otras cuestiones. Por eso lo mejor es un cierre de filas”, advierte un cargo de la cúpula conservadora. Pero dentro del partido, varios dirigentes admiten que se ha dejado “una herida abierta” y se preguntan cómo evolucionará en el futuro.
En las filas populares sorprendió que la vicepresidenta reivindicara su gestión cuando le preguntaron por la contundencia con la que los cargos más jóvenes de Génova abordan los temas de corrupción. Comentó que a Rajoy le parecía que estaban haciendo un buen trabajo y podía haber zanjado ahí la cuestión pero tuvo que recordar que todos son “de la misma quinta” y también las muchas medidas que ella y su equipo pusieron en marcha la pasada legislatura. En sus palabras, varios detectaron cierto malestar por el protagonismo adquirido por sus compañeros de filas.
“No fue exactamente eso. Ella quiso levantar la mano y recordar que también está ahí”, la disculpan desde la cúpula nacional. Prefieren enterrar esta historia. No fomentar divisiones. Los vicesecretarios han evitado entrar en una guerra. Tanto que Andrea Levy y Javier Maroto salieron, conciliadores, a ensalzar su labor de forma exagerada. Podían habérsela devuelto pero eso fue lo que consensuaron. En el PP hay quien está convencido de que si todo esto hubiese ocurrido antes del Congreso Nacional, todo habría estallado por los aires. Y aunque esperan que esto no tenga ningún recorrido, dan por hecho que ahora mismo se vive “una calma tensa” en el partido y que se pueden reproducir más capítulos.
Por el momento ha dejado algunas secuelas. Dentro de la formación conservadora, creen que Rajoy ha tomado buena nota de “a lo que juega cada uno”. “Además, es muy grave porque esto es una brecha dentro del aparato, entre su equipo directo de Génova y el de la Moncloa, que deberían trabajar juntos. Se ha visto que no es así y encima que no hay directrices comunes”, comentan desde el Congreso.
Los populares han hablado de lo ocurrido. Es la comidilla en privado. Hay quien ve a Sáenz de Santamaría lanzada en la carrera por la sucesión y quien piensa que no lleva bien haber pasado de ser “la vicetodopoderosa a estar en funciones”. Algunos consideran que se ha manifestado que hay una batalla por ver quién lleva las riendas de un futuro PP, con o sin Rajoy. “Y la jugada a ella no le ha salido nada bien. Ha quedado en evidencia”, concluyen.
A los vicesecretarios también se les critica: que si su afán de protagonismo, que si se están labrando su carrera política, que van de “modernos”… Sin embargo, en el PP parece que estaban esperando a que la vicepresidenta cometiera un error para que muchas voces se elevaran en su contra y cuando le echan en cara lo poco que se ha preocupado de su partido en estos cuatro años. Le piden que “no vaya de estupenda” porque es fácil comparecer todos los viernes “con una sonrisa” mientras los demás van por los pueblos defendiendo los recortes del Ejecutivo y aguantando los insultos por los temas de corrupción.
Los colaboradores de Sáenz de Santamaría creen que tantos reproches son injustos. Aseguran que “es falso” que ella quiera sustituir a Rajoy, que siempre ha trabajado para él y lo hará hasta el último minuto. Y piden, tirando de sus chascarrillos, que en el PP “no se merienden la cena”.
Apuntan también que ella está como todo el Gobierno, a la espera de que desencalle la situación. Por eso algunos en su círculo, comprenden que se hayan desatado los nervios pero piden tranquilidad, sobre todo en este momento tan delicado para España. Y explican que su labor en esta legislatura tampoco ha sido tan fácil. A veces, cuentan, ha tenido que salir a dar muy malas noticias y también a marcar la doctrina que después los demás han ido extendiendo por los territorios.
Los que la rodean sostienen que algunos en el partido llevan años con los “mismos topicazos”. “Ella es muy cuidadosa y no quiere hacer feos a nadie. Siempre, por ejemplo, tiene muy presente el trabajo del Grupo Popular”, explican. Afirman que ellos “no están haciendo ningún movimiento” en clave sucesoria. “Estamos centrados en sacar adelante los temas del Ejecutivo”, defienden.