La herencia de Cruyff
Más allá de números y títulos, el legado de Cruyff lo convierte en inmortal
Muestras espontáneas de agradecimiento para rendir homenaje del legado y la figura del legendario jugador y entrenador holandés / Andreu Dalmau (EFE)
Barcelona
Cuando yo era un niño, los barcelonistas de generaciones anteriores me comentaban con resignación que el Barça sólo ganaba una Liga cada catorce años y que el campeonato era casi cada temporada para el Real Madrid. A mí me parecía una exageración, pero la verdad es que hasta que cumplí los catorce sólo vi al Barça levantar un trofeo de Liga.
Pero todo cambió tras la llegada de Johan Cruyff como entrenador. Con él sí que empezó todo. Implantó un modelo, un estilo que aún perdura y que ha convertido al Barça en el mejor equipo del siglo XXI, pero también cambio la mentalidad del barcelonismo. Hasta que llegó Cruyff, los culés eran pesimistas por naturaleza, asumían con resignación la superioridad del Real Madrid y salvaban las temporadas ganando de vez en cuando alguna Copa del Rey o Recopa y venciendo en el partido frente a los blancos en el Camp Nou. Muchas veces eso era suficiente para dar por buena una campaña. No sólo cambió la mentalidad de los barcelonistas, sino que me atrevería a decir que incluso la de todos los catalanes.
Cruyff lo cambió todo. El Barça pasó a ser un equipo ganador, perdió el miedo como explicaba él siempre y se convirtió en una referencia a nivel mundial. El Dream Team nos marcó a todos y permitió al club azulgrana convertirse en singular, en el heredero del fútbol con el que Holanda había maravillado al mundo en los setenta. Han pasado casi treinta años y el estilo que implantó Cruyff sigue permitiendo al Barça reinar en Europa como nunca lo había hecho antes.
Hasta que el holandés se sentó en el banquillo del Camp Nou, en 1988, el Barça tenía sólo diez Ligas en su palmarés y ninguna Copa de Europa. En los últimos 27 años, desde la llegada de Johan, han ganado trece Ligas y ya suman cinco Champions. En las vitrinas del Museo del Barça hay 84 títulos del equipo de fútbol, de las que 42 se conquistaron antes de Cruyff y otras 42 desde que él llegó.
Más allá de números y títulos, el legado de Cruyff lo convierte en inmortal. En alguna ocasión a lo largo de los últimos años el Barça estuvo a punto de traicionar a su estilo, a su modelo. Pero al final no lo hizo, y casi siempre gracias a él, como cuando le aconsejó a Laporta apostar por Frank Rijkaard, cuya única experiencia era un descenso a Segunda con el Sparta de Rotterdam. O cuando casi todo el mundo deseaba a Mourinho en 2008 y Cruyff le dijo al presidente azulgrana que la apuesta buena era Guardiola, que apenas llevaba unos meses dirigiendo al filial azulgrana.
Se ha ido un genio irrepetible, pero nos deja muchas, muchísimas cosas. Cambió la historia del Barça y también la del fútbol español. Porque el Mundial y las dos Eurocopas con las que hace veinte años no podíamos ni soñar, son también en buena medida herencia de Cruyff. Sin él, futbolistas como Guardiola, Xavi, Messi o Iniesta no serían lo que han sido. Sin él, nada habría sido igual y posiblemente el Barça hubiera seguido celebrando una Liga cada catorce años. Su herencia y su legado son un tesoro impagable. Y tenemos la suerte de que nos lo ha dejado para siempre a todos los que amamos el fútbol, un deporte que siempre estará en deuda con él.
Gracias, Johan.
<p>Las portadas de prensa de los principales medios deportivos recogen la muerte de Cruyff</p>
<p>El derbi de Róterdam hizo un precioso homenaje a Johan Cruyff, deteniendo el partido y brindando un sonoro aplauso en el minuto 14</p>
