Cuatro claves para entender la paleodieta
Incluye tanta carne que los historiadores bromean y aseguran que no es muy sana “a no ser que, después de las ocho horas de oficina, corramos otras cuatro detrás de un mamut”

Hígado de cabra con laurel. / M. ÁNGELES TORRES

Tarragona
Ni semillas de chía ni cocina macrobiótica. La última moda es la paleofood o dieta paleolítica, basada en comer como lo hacían nuestros antepasados hace miles de años.
Sus defensores aseguran que comer de forma parecida a como lo hacían los homínidos prehistóricos es una forma de descubrir nuevos sabores y de mantenernos sanos. Pero, ¿en qué consiste exactamente?

Portada de Recetas Páleo. / LIBROS CÚPULA

Portada de Recetas Páleo. / LIBROS CÚPULA
- Grandes cantidades de proteína.Según Jordi Salas, profesor de Nutrición de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, nuestra dieta habitual incluye "un 10 o 15% de proteínas", mientras que la filosofía páleo propone que el porcentaje sea del 40 %, lo cual incrementa también la proporción de grasa porque "los animales de aquella época eran muy fibrosos”.
- Nada de lácteos. Hace miles de años el organismo humano no estaba preparado para digerir la lactosa, por lo que no se contemplan.
- Comer lo que da la tierra. Los vegetales, en general, brillan por su ausencia. Solamente se permite recurrir a los tubérculos, como la patata o el boniato, y también a algunas raíces.
- Beneficios dudosos. El hecho de comer mucha carne y superar las cantidades diarias recomendadas puede ser una bomba de relojería para el organismo, aunque aún no están comprobados los efectos a largo plazo.
Los historiadores Cinta Bellmunt y Eudald Carbonell han publicado un libro, Dieta Páleo (Cúpula, 2016), que incluye 60 recetas inspiradas en el Paleolítico: caballo estofado con manzana, revuelto de huevos con cangrejo y espárragos, atún cocido a la piedra...

Huevos de avestruz a la losa con cebollinos. / M. ÁNGELES TORRES

Huevos de avestruz a la losa con cebollinos. / M. ÁNGELES TORRES
También destacan platos como el bisonte americano con frambuesas, los huevos de avestruz a la losa con cebollinos, el canguro a la brasa, la ranas con lavanda o las navajas a la menta.
Muchos de los ingredientes utilizados, de hecho, se basan en la información recopilada durante los proyectos de investigación del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social en diferentos yacimientos como el de Atapuerca.
Carbonell recalca que no es un libro sobre la dieta de nuestros antepasados sino sobre este tipo de cocina, e ironiza sobre los que quieren convertirlo en un modus vivendi: “Solamente está indicada en caso de que, después de estar sentado durante ocho horas trabajando, se corra durante media jornada más detrás de un mamut”.

Eva Hidalgo
Periodista a SER Tarragona - Ràdio Reus i apassionada de l'ofici d'explicar històries.