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El antes y el después de la destrucción del patrimonio cultural en Siria

No hay nada comparable a la muerte de casi medio millón de personas desde que empezó el conflicto, pero los desastres de la guerra también han afectado al rico patrimonio cultural sirio

Madrid

La guerra en Siria ya ha matado a unas 470.000 personas. Una cifra brutal a la que el Centro Sirio de Investigación Política, respaldado por la ONU, añade que el número de heridos se eleva a 1,9 millones. Según estos datos, el 11,5% de la población siria ha muerto o ha resultado herida como consecuencia del conflicto que estalló en marzo de 2011 en respuesta a la represión del régimen de Bashar Al Asad de las manifestaciones de la Primavera Árabe en Siria. Como resultado, una esperanza de vida que ha caído de los 70 años en 2010 a los 55,4 en 2015.

La brutalidad de esos datos pone de manifiesto el nulo respeto que las distintas facciones que combaten en Siria han mantenido por los derechos humanos ni, en un segundo plano, por el amplio legado cultural del territorio sirio.

"Mientras el pueblo de Siria sigue soportando un sufrimiento humano incalculable, el patrimonio cultural de su país se está haciendo trizas", recordaba ya en 2014 el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. "Los lugares Patrimonio de la Humanidad han sufrido daños considerables y, a veces, irreversibles. Los sitios arqueológicos están siendo sistemáticamente saqueados y el tráfico ilícito de bienes culturales ha alcanzado niveles sin precedentes".

Los seis sitios en territorio sirio que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) incluye en su famosa lista del Patrimonio Mundial son las ciudades viejas de Alepo, de Damasco y de Bosra; el Crac de los Caballeros y Qal’at Salah Al Din; el sitio de Palmira; y las aldeas antiguas del norte de Siria. En esa declaración de 2014, la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, denunciaba que varios de esos lugares estaban "siendo utilizados para fines militares o transformados en campos de batalla".

Para evaluar los daños en una veintena de zonas de valor cultural y arqueológico, incluidas las seis de la lista de Patrimonio de la Humanidad, la UNESCO encargó un informe cotejado por satélite para verificar su estado ante la dificultad de acceder a las áreas de conflicto y la distorsión de la propaganda del Estado Islámico. La conclusión es que, de 18 zonas revisadas, fueron destruidas 24, 104 seriamente dañadas, 83 moderadamente dañados, y 77 ubicaciones posiblemente dañadas.

Pese a la dificultad de verificar con un 100% de fiabilidad el estado real del patrimonio, queda claro que la ciudad de Alepo es una de las áreas metropolitanas más afectadas en todo el país.

El zoco de Alepo, uno de los más auténticos de Oriente Próximo, surtía de lo necesario a los habitantes de la ciudad que acudían aquí a hacer sus compras hasta que, en septiembre de 2012, sucumbió a un incendio, consecuencia de los enfrentamientos por hacerse con el control de Alepo.

El informe recoge daños importantes en muchas zonas del Zoco que, en su mayor parte, data de la época otomana (siglos XVI-XIX), aunque hay alguna del siglo XIII. Las imágenes utilizadas para elaborar el documento prueban la existencia de daños visibles en 34 de las 45 partes del zoco examinadas.

El alminar de la Gran Mezquita Omeya de Alepo en julio de 2009.

El alminar de la Gran Mezquita Omeya de Alepo en julio de 2009. / AITOR ORDAX

El alminar de la Gran Mezquita Omeya de Alepo fue capaz de sobrevivir con su forma original tal como fue construido a finales del siglo XI, pese a un terremoto que lo hizo inclinarse notablemente. Pero la batalla por Alepo fue demasiado para él y en 2013, el minarete fue destruido (como se observa en la imagen de abajo).

El informe de la UNESCO recoge más daños importantes en varias alas de la Gran Mezquita Omeya de Alepo, sus accesos y el jardín.

La Ciudadela de Alepo, elevada sobre un montículo natural, que sirvió como base a los musulmanes durante las cruzadas, también ha sufrido daños, fácilmente observables en las imágenes, ocasionados a finales de 2012 en las pugnas por hacerse con su control.

La joya de la corona siria

Palmira era antes de que estallara la guerra la principal atracción turística de Siria. Sus ruinas grecorromanas son consideradas una reliquia única del siglo I a. C. y una pieza maestra de la arquitectura por la columnata de su famosa calle principal y sus templos.

El informe, fechado en 2014, recoge daños importantes en tres monumentos, siete con daños moderados y cinco posiblemente dañados, como consecuencia de los enfrentamientos bélicos. Por desgracia, ese informe fue elaborado antes de que en mayo de 2015 el autodenominado Estado Islámico se hiciera con el control total del sitio arqueológico.

En agosto de 2015 los extremistas destruyeron el histórico templo de Bel, de 2.000 años de antigüedad, tras colocar gran cantidad de explosivos en el monumento, a pocos de metros del teatro romano. La directora general de la UNESCO, Irina Bokova, calificó la detonación de "crimen intolerable contra la civilización".

Damasco

La capital siria y autoproclamada ciudad habitada de forma continuada más antigua del mundo, que cuenta con hallazgos que se remontan 3.000 años a. C., tampoco se ha librado de los estragos del conflicto. El análisis de la UNESCO se centra varios lugares clave de la ciudad vieja de Damasco, incluidos la Ciudadela, las murallas, mezquitas y zocos.

La mayoría de los daños resultaron ser moderados, aunque algunos de ellos son graves. Por ejemplo, la fachada del mosaico de la Gran Mezquita Omeya, la construcción religiosa más importante de Siria, fue alcanzado por un proyectil, según el informe, que aclara que sus daños no han podido ser verificados visualmente por satélite.

Otra de las joyas mejor conservadas de Siria hasta el comienzo del conflicto se encuentra en la ciudad de Bosra, construida en basalto negro. Su teatro romano y su ciudadela, en buen estado de conservación, se ven amenazados, según el texto, por el potencial uso militar y la construcción de rampas junto a los edificios, aunque no aprecia daños.

Donde sí se aprecian daños relevantes es en Crac de los Caballeros, del que se dice que es probablemente el mejor castillo cruzado del mundo.

El informe revela los intensos combates librados en la zona del castillo, a unos 50 kilómetros de Homs. Hay daños por todas partes como consecuencia de los bombardeos terrestres alrededor y dentro del castillo, desde julio de 2012, y los aéreos en julio de 2013, durante el asedio de Homs, una de las ciudades más castigadas por el régimen de Al Asad.

Aitor Ordax

Aitor Ordax

Redactor y portadista en la mesa digital de los informativos de la SER desde 2009. Antes trabajé en...

 
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