El Real Madrid gana a su desinterés

Madrid

El Real Madrid no está acostumbrado a dejar de pelear por el título en el tercio final de la Liga. Pero es lo que le ha tocado en esta edición a Zidane y sus muchachos, que en el Estadio de Gran Canaria volvieron a demostrar que les cuesta conectarse a estos partidos en los que se juega tan poco.

Y eso que la Liga debe ser el mejor banco de pruebas para la Champions, la competición en la que el Madrid se juega ya la vida. Pero a los futbolistas blancos les cuesta hacerse a la situación y en partidos como este parecen jugar con una marcha menos.

A los de arriba les faltó electricidad. Solo se vio algún detalle de Lucas Vázquez en su intento por hacerse un hombre importante para Zidane. También quiso Cristiano, pero el portugués volvió a estar muy por debajo de lo que en realidad es. Isco tampoco dio ese paso al frente que todos los madridistas llevan esperando un tiempo.

El equipo blanco tuvo a favor que la UD Las Palmas le exigió poco a pesar de que se está jugando su propia supervivencia en cada duelo. Venían los de Setién de ganar los tres últimos partidos –lo que le ha permitido salir de los puestos de descenso-, pero comprendieron en todo momento que ante el Madrid las alegrías deben ser las justas.

Y aunque intentó sorprender al equipo de Zidane y darle algún susto a balón parado, el Madrid terminó llevándose el partido. Sergio Ramos abrió el camino como mejor sabe. Fue en el ecuador de la primera parte, en un saque de esquina que buscó en el primer palo llegando desde atrás. Su aparición sorprendió a la defensa amarilla, que solo pudo ver cómo la pelota volaba al segundo palo para entrar en su portería.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Quedaba mucho partido todavía. El primer gran detella fue la respuesta de Isco cuando, cumplido un cuarto de hora de la segunda mitad, fue sustituido por Kovacic. No le gustó el cambio al de Benalmádena, cuyos gestos pudieron ser una crítica al entrenador o a sí mismo después de un partido en el que volvió a ser intrascendente.

Tampoco fue el único que se dejó llevar. El Madrid no compareció en la segunda mitad, en la que la UD Las Palmas vio la oportunidad de sumar un punto en el encuentro. Pero Keylor volvió a gritar a los cuatro vientos que fue al club blanco para ser titular y respondió acertadamente cuando fue exigido.

Entre el empuje de los canarios y la desidia blanca, el partido se convirtió en un polvorín. Amenazó Araujo con un remate que rozó la escuadra de la portería blanca. Y poco después llegó el tanto del empate en un nuevo desajuste de la zaga madridista que terminó aprovechando William José.

Casemiro llegó al rescate a renglón seguido para limpiar el honor del conjunto blanco, que en el segundo tiempo no había hecho otros méritos que llevarse una derrota de las islas. No fue así. El cabezazo del centrocampista salvó los muebles, aunque la imagen del Madrid estaba tan tocada a esas alturas que no sirvió para despejar las dudas que deja este equipo. Una vez más, la Champions -lo único que le queda ya a los de Chamartín- dictará sentencia.