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EL JUICIO DEL CASO NÓOS

Facturas, mentiras y cintas de vídeo

Diego Torres ganó el pulso al fiscal en el interrogatorio pero fue disolviéndose como un azucarillo conforme preguntaban el resto de acusaciones

Imagen tomada del monitor ubicado en la sala de prensa de la Escuela Balear de la Administración Pública (EBAP), donde se celebra el juicio por el caso Nóos. / Cati Cladera (EFE)

Imagen tomada del monitor ubicado en la sala de prensa de la Escuela Balear de la Administración Pública (EBAP), donde se celebra el juicio por el caso Nóos.

Palma de Mallorca

Casi 30 horas de interrogatorio dan para mucho. Dan, por ejemplo, para salir triunfante después del interrogatorio del fiscal Pedro Horrach, pero también dan, por ejemplo, para quedar en evidencia cuando te preguntan el resto de acusaciones particulares y la acusación popular. Diego Torres siguió un relato coherente, lógico, ordenado y hasta convincente a preguntas de la fiscalía anticorrupción. El exsocio de Iñaki Urdangarin se puso el traje de profesor para explicar cómo funcionaba el Instituto Nóos y las empresas que anidaron a su alrededor. "No se pudo actuar mejor".

Según su versión, el Instituto Nóos parió la idea de celebrar las jornadas de turismo y deporte y los gobiernos de Baleares y Valencia decidieron patrocinarles. Y aunque el patrocinio no está sujeto a controles, ellos justificaron cada céntimo de los 5,4 millones de euros públicos que recibieron por estos convenios. Justificaron cada céntimo y, además, todas sus actividades estaban supervisadas y tuteladas por la Casa Real, a través del Conde de Fontao o Carlos García Revenga, y por la agencia tributaria, a través de un alto funcionario llamado Federico Rubio. Sobre la maraña empresarial a la que llegaba el dinero público de Nóos por supuestos trabajos que le pregunten al ex asesor fiscal, Miguel Tejeiro. Incluso por las empresas de Luxemburgo -según Torres no es un paraíso fiscal- y Belice. Tejeiro declara el 9 de marzo.

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Diego Torres salió triunfante de las embestidas de Pedro Horrach pero llegó el turno de la abogacía del Estado, la abogada de Baleares y la acusación popular que le dieron la vuelta al partido. Pregunta a pregunta salían a relucir mentiras. "¿Sabía que Luxemburgo ocupa el lugar 41 en la lista de paraísos fiscales?". Pregunta a pregunta salían a relucir contradicciones. El Conde de Fontao, por muy abogado del rey emérito que sea, "no es un funcionario de la agencia tributaria" que pueda garantizar que estás en paz con el fisco. Y las recomendaciones de ese alto funcionario de la agencia tributaria eran a título personal y no vinculaban a la institución. "¿Dónde pone la palabra patrocinio en el convenio que firmaron?" "¿Cómo es posible que el 99% de los proveedores del Instituto Nóos fueran empresas suyas?". Pregunta a pregunta, Diego Torres se hacía más pequeño en su silla. Se defendía hablando de las particularidades del sector de la consultoría, de cómo se trabaja y cómo se factura en un campo en el que es un experto. "Facturas cruzadas", "facturas proforma", "borradores de factura" o "facturas inversas". Tomen nota.

Virginia López Negrete, abogada del pseudosindicato Manos Limpias, le dio el ultimo gancho y Diego Torres besó la lona. Donde dije digo, digo Diego. Torres en un intento de exculpar a Cristina de Borbón incurrió en contradicción. En su declaración como imputado dijo que ella conocía la supervisión que la Casa Real ejercía sobre las actividades de Nóos y en el juicio dijo todo lo contrario. De nada sirvieron las protestas del abogado de la hermana del rey y del fiscal, unidos de nuevo para que no se preguntara tanto a la acusada por asuntos que no se le imputan. Tensión en la sala. Como cada día. Nervioso, Torres, se negaba a seguir contestando a las acusaciones populares. Hasta ahí había llegado la promesa de su abogado: "mi cliente responderá a todas y cada una de las preguntas que se le formulen".

Cuando le preguntó Manuel González Peeters trató de deshacer el entuerto pero el mal ya estaba hecho. Explicó los trabajos de las facturas que obran en la causa, insistió en el "control total" de la Casa Real, se quejó de "perder dinero" con los convenios y la sala pudo ver en pantalla vídeos sobre las jornadas de turismo y deporte para que, si alguien tenía alguna duda, comprobaran que fueron un éxito. La semana de Diego Torres ha sido como aquella película. Facturas, mentiras y cintas de vídeo. Creo que se titulaba así.

Pedro Jiménez

Pedro Jiménez

Redactor Jefe en la Cadena SER. Antes he pasado por los equipos de Hora 14, Radio Madrid, Fin de Semana,...

 
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