La pesadilla de la Troika
El hombre de moda cuando la crisis de la deuda griega ocupaba gran parte de los informativos, Yanis Varoufakis se convirtió en todo un fenómeno social en 2015
Yanis Varoufakis, en una conferencia en Berlín. / Sean Gallup (Getty Images)
Madrid
Fue el hombre de moda cuando la crisis de la deuda griega ocupaba gran parte de los informativos. El exministro de Finanzas griego se convirtió en todo un fenómeno social. Yanis Varoufakis se estrenó en el cargo diciéndole nada menos que al presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, que no reconocía como interlocutor a la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).
Profesor de economía, el 25 de enero de 2015 se presentó a las elecciones generales por Syriza y fue el candidato que mayor número de votos obtuvo. Ya traía algo de experiencia política de su etapa como asesor económico del gobierno griego, entre 2004 y 2006. El reto al que se enfrentaba no era menor: evitar la bancarrota del país y hacer frente al compromiso electoral de su formación contra la política de austeridad que ahogaba Grecia.
Yanis Varufakis, durante una rueda de prensa sobre la presentación de su Movimiento Democracia en Europa 2025. / Bernd Von JutrczenkaKA
Yanis Varufakis, durante una rueda de prensa sobre la presentación de su Movimiento Democracia en Europa 2025. / Bernd Von JutrczenkaKA
De contundente discurso y maneras que rozaban la arrogancia, su peculiar estilo y su manera de negociar le convirtieron en un héroe para el que sufría la crisis y en villano para la troika. Sus socios europeos asistieron atónitos a su tentativa de negociación financiera con Rusia. Finalmente, el primer ministro Alexis Tsipras optó por retirarlo de la primera línea de fuego y rebajar así la tensión con los miembros de la Eurozona.
Fue ministro de Finanzas hasta julio de 2015 y cuando el Gobierno griego capituló ante los acreedores, Varoufakis abandonó. Pero genio y figura hasta el final, anunció su dimisión en Internet con el mensaje "Minister no more" y se marchó del Ministerio de Finanzas a bordo de su moto, afirmando que llevaría "con orgullo el desprecio de los acreedores".
