Túnez, 5 años son poco para aceptar la libertad sexual
El gobierno de Túnez ordena suspender sus actividades a la única organización ‘gay’ del país
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(Shams)
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La organización Human Rights Watch acusa al gobierno de Túnez de dejar sin voz para su defensa a las minorías sexuales del país, en “una clara violación de los requerimientos mínimos en Derechos Humanos”. El ejecutivo ha decretado una suspensión de las actividades de la organización Shams, la única que al menos públicamente defiende los derechos de gays, bisexuales y transexuales.
hemos sido atacados físicamente, insultados, amenazados de muerte. A mi por ejemplo me ha pegado la policía
La decisión -que ha sido recurrida por la organización- se fundamenta en dos aspectos relacionados con la ley de asociaciones. Acusa a Shams de haber modificado sus estatutos (cambia ligeramente varias palabras al establecer el objetivo de la organización) sin notificarlo a las autoridades, y estar funcionando sin haber completado el proceso administrativo.
Pero Human Rights Watch (HRW) considera que son dos temas menores, y que en realidad han buscado una excusa para parar su trabajo. “Shams ha sido muy crítica con el gobierno por detener, e incluso condenar a 3 años de prisión a varios homosexuales -dice a La SER desde Túnez Amna Guellali, directora de HRW en ese país- así que estaban en el punto de mira de un gobierno que ha buscado cerrarles”.
El portavoz de la organización, Ahmed Ben Amor, responsabiliza a un miembro del gobierno, perteneciente al partido islámico-conservador Al Nahda de emprender una persecución contra ellos. Hace varios meses que se inició el proceso para la disolución de esta organización, que en su fase actual está pendiente del paso a los tribunales, y que por tanto es temporal. Ben Amor cree que el gobierno ha estado reteniendo contra lo que marca la ley su proceso de registro, actuando ahora contra ellos.
Shams ha recibido muchos apoyos, Pero también en el otro lado, en el bando conservador, están sacando músculo
La organización Shams ha encabezado una campaña llamada ‘Stop#230’, en referencia al artículo del código penal tunecino que pune la ‘sodomía’ con hasta tres años de prisión. “La libertad sexual está consagrada en la Constitución tunecina -aprobada en 2014 y la primera realmente democrática del país-, dice Ben Amor, así que se puede decir que esa ley es anticonstitucional”.
Guellali, de HRW, considera que es un ejemplo más de las tensiones por las que está pasando la sociedad tunecina. “Shams ha recibido muchos apoyos de artistas, de algunos partidos políticos, de grupos de la sociedad civil e incluso se han hecho campañas importantes para eliminar este artículo del código penal. Pero también en el otro lado, en el bando conservador, están sacando músculo”.
La activista define a este sector reaccionario como grande (“aunque no podemos saber en qué posición está la mayor parte de la sociedad tunecina”) y poderoso, especialmente en el campo de la política u otros sectores clave del país. Lo considera responsable de bloquear los cambios sociales en el país, que desembocaron en la Revolución de 2011.
Precisamente coincidiendo con el quinto aniversario de la caída del dictador Ben Ali, el filósofo Santiago Alba Rico, que vive en el país desde hace años, explicaba en Hora 25 que “hay graves retrocesos que tienen que ver con la no aplicación de esa Constitución”. Y ponía como ejemplo precisamente la aplicación del artículo 230 para detener a seis jóvenes homosexuales en Kairuan recientemente. “Cosas como esta hacen que los jóvenes, especialmente los más desfavorecidos, se sientan alejados de la institucionalidad de la revolución; una revolución que ni siquiera ha sido capaz de acometer la Justicia transicional”.
La mayoría de los crímenes, torturas y asesinatos cometidos bajo la dictadura -y durante los primeros días de la revolución- siguen impunes, y las propias fuerzas de seguridad están en el punto de mira de las organizaciones de Derechos Humanos. Amnistía Internacional acusa a la policía de seguir incurriendo en muchas de las malas prácticas (detenciones arbitrarias, torturas…) de la dictadura. Ben Amor da un buen ejemplo: “hemos sido atacados físicamente, insultados, amenazados de muerte. A mi por ejemplo me ha pegado la policía".