Foto fija, a condición de no moverse
Análisis sobre los resultados de la última encuesta del CIS antes de las elecciones
Madrid
En el sondeo preelectoral del CIS de 2011, la suma de aquellos que aún no sabían a quién iban a votar o que simplemente no contestaban suponía un 23,6 por ciento. En la encuesta que se ha hecho pública este jueves, esa suma es del 25,2 por ciento. Es decir, ni hay más indecisos ni parece que este bloque vaya a ser relevante.
Y la cifra de consultados que anuncia que irá a votar en cualquier caso es muy parecida a la de 2011, apenas dos décimas superior.
La suerte está echada.
El bipartidismo va a sufrir un considerable roto el próximo 20-D, aunque todavía no se le puede dar por muerto.
Y la certeza de que Ciudadanos va a superar al menos el 13% de apoyos rompe el colchón de seguridad que compartían PP y PSOE en las circunscripciones pequeñas, aquellas que otorgan entre tres y cinco escaños. Con el juego de restos de la ley electoral, los dos grandes partidos se repartían todos los diputados y convertían en inservibles los votos de cualquier otra fuerza.
Basta echar un vistazo a las provincias de Castilla-La Mancha o de Castilla y León, en la asignación que realiza el CIS, para comprobar el mordisco que los emergentes, especialmente Ciudadanos, van a darles a ambos.
En el juego que han dominado PSOE y PP durante décadas, tan relevante o más que movilizar a tus electores era desmovilizar a los del contrario. Esa regla ya no sirve.
El objetivo fundamental es ahora no rebajar ni un segundo la tensión entre los tuyos para que la foto fija que ofrece este CIS no se vuelva borrosa. Rajoy, a los pueblos para que no se escape ni un pensionista. Sánchez, centrado en las mujeres de cincuenta años para arriba. Rivera, de ciudad en ciudad para atrapar al último urbanita. Iglesias, aferrado al voto de izquierdas que le pueda aupar a una tercera posición. Se acabaron los sueños de transversalidad.