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CONTAMINACIÓN

Las recetas contra la contaminación en otras ciudades europeas

Otras ciudades como Berlín, París o Roma ya implantaron restricciones al tráfico antes que Madrid

Un policía da el alto a un vehículo en París (Francia). / EFE

Un policía da el alto a un vehículo en París (Francia).

Berlín

Berlín

En Alemania, desde el año 2007 se comenzaron a declarar las denominadas "zonas ambientales" en las ciudades y municipios. Son áreas a las que los automóviles sólo pueden acceder si disponen de una placa ambiental que certifica que sus emisiones no superan los límites de contaminación establecidos.

En el caso de Berlín, la zona medioambiental abarca el perímetro del metro circular, conocido en alemán como Ringbahn. A esta área, desde el año 2010, solo pueden acceder los vehículos que dispongan de una placa ambiental verde, un color que identifica a los coches como los menos contaminantes. Esta placa ecológica se puede comprar por Internet, en talleres autorizados o en determinados organismos relacionados con el control de emisiones o la matriculación de vehículos. Cuesta unos cinco euros.

Los vehículos sin placa ambiental no pueden circular por la zona ambiental. De hacerlo, se arriesgan a ser sancionados con multas que ascienden a los 80 euros, aunque el vehículo en cuestión no sobrepase los valores de emisión permitidos. La norma se aplica tanto a coches, como a camiones y autobuses y afecta, por supuesto, también a los automóviles extranjeros, por lo que ser turista no exime de la multa.

Respirar aire puro en Berlín es posible incluso en el centro de la ciudad. No solo porque la capital cuenta con numerosos parques, sino también porque buena parte de la población se desplaza en bicicleta en vez de en coche o en transporte público. No en vano, según datos del Senado de Berlín publicados en 2013, en Berlín hay 721 bicicletas por cada 1.000 habitantes.

París

En París, una de las capitales europeas que más supera anualmente los límites de contaminación marcados por las normas europeas, solo se ha impuesto la circulación alterna de vehículos tres veces en 17 años.

La primera fue en octubre de 1997, la segunda en marzo de 2014 y la tercera doce meses después. En esta última ocasión superaron los niveles máximos en partículas finas en suspensión en el aire. Esta medida suele ir acompañada de la reducción de velocidad en 20 kilómetros en la circunvalación de París.

La actual alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha pedido la circulación alterna en, al menos, dos ocasiones más, pero no se ha hecho porque la decisión depende del ministerio de Medio Ambiente y su titular, Segolenne Royale, se toma tanto tiempo en decidir que antes la brisa o el viento vienen a socorrer los pulmones de los parisinos.

La circulación alterna tiene, además, numerosas excepciones. A parte de los coches eléctricos o híbridos que circulen con gas o electricidad y el transporte público, pueden saltarse la norma las camionetas de reparto, los automóviles dedicados al servicio público o sanitario, etc.

Además, la capital francesa prohíbe desde el pasado mes de julio la circulación a autobuses y camiones pesados por el centro de la ciudad entre las 8 y las 20 horas, incluyendo fines de semana.

Las camionetas y automóviles anteriores a 1997, que todavía representan el 10% del parque automovilístico parisino, solo podrán rodar los fines de semana a partir de 2016. Y la alcaldesa ha prometido que la capital de Francia quedara libre de diesel a partir de 2020.

Hidalgo sigue los pasos de su predecesor en la alcaldía que introdujo el sistema de coches eléctricos de alquiler, amplió los carriles bicis y promocionó el uso de las dos ruedas, al tiempo que liberó algunos kilómetros de muelles en el Sena para los peatones.

Roma

La contaminación acumulada en Roma y en las grandes ciudades italianas alcanza niveles perjudiciales para la salud cuando se activan las calefacciones, que los ayuntamientos autorizan generalmente desde el 15 de noviembre.

En los meses siguientes, hasta abril, las autoridades municipales optan por ampliar a otros barrios el cierre de los centros históricos cuando se activa la alerta anticontaminación. Dicho cierre se programa generalmente para los festivos.

Si persisten los elevados índices, se amplía también a días laborables. En tal caso, se autoriza la circulación alterna de la mitad de vehículos según la terminación numérica de matrículas, un día los pares y otro los impares. Esta última medida es muy criticada por los italianos porque la evitan los más acomodados, que pueden permitirse el lujo de dos vehículos con matrículas diversas.

Salvo excepciones, tres o cuatro días al mes de tráfico limitado son suficientes para eliminar el exceso de partículas en suspensión en el aire de las grandes urbes italianas.

 
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