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CASO DEFEX

Defex sobornó a políticos angoleños con cestas de Navidad por 1,5 millones

La comercializadora pública de armas utilizó la empresa de la esposa de uno de los líderes de la trama para repartir cestas de Navidad entre políticos angoleños que podían poner trabas a sus relaciones comerciales. También hubo cestas de hasta 700 euros para funcionarios de la embajada española en Angola

Un soldado angoleño, en una imagen de archivo / EFE

Un soldado angoleño, en una imagen de archivo

Madrid

La trama de contratos fraudulentos con la venta de armas a través de la empresa pública Defex, no se dedicaba solo a comprar directamente a funcionarios de los países con los que operaba por medio de comisiones, sino que también hacía regalos a personajes clave con el objetivo de alcanzar sus fines delictivos.

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Según fuentes de la investigación consultadas por la SER, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil ha detectado que en el caso del contrato fraudulento con Angola que hizo estallar la operación, la UTE formada por Defex y Comercial Cueto contrató a la empresa Gourmet Imperial para repartiera cestas de Navidad entre políticos angoleños y funcionarios de la embajada española en el país africano por 1,5 millones de euros en 2009, cuando se hizo efectivo el contrato bajo sospecha.

Gourmet Imperial, según el registro mercantil, es una empresa a nombre de Icíar de Yraola, la esposa de Juan Carlos Cueto, gerente de la imputada Comercial Cueto y uno de los supuestos cabecillas de la organización criminal.

Según las mismas fuentes, el precio de las cestas oscilaba entre los 500 y los 700 euros, con lo que el número de los presentes navideños repartidos superó ampliamente las 2.000 unidades. Las fuentes consultadas sospechan que gran parte de los regalos sirvieron para que políticos de Angola cerrasen los ojos ante el contrato rubricado para el reparto de armas y material policial para ese país, en el que Defex debía proporcionar equipamiento por 152,9 millones, pero solo llegó por poco más de 50. El resto fue repartido entre los implicados, funcionarios corruptos, y 41,4 millones acabaron en el entramado societario que la cúpula había diseñado en paraísos fiscales.

Los investigadores sostienen que las cestas recibidas por los funcionarios de la embajada española en Angola no tuvieron como objetivo comprar su silencio, sino que se trataba de una mera atención protocolaria.

 
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