Turquía busca a los culpables del atentado de Ankara
Todas las pistas del atentado de Ankara señalan a las redes yihadistas en Turquía, pero el Gobierno islamista aún no ha indicado oficialmente una sospecha de autoría concreta, aparte de prometer luchar contra todo tipo de terrorismo, incluyendo el kurdo y de la extrema izquierda
Lo que sí parece ya oficial es que el atentado fue perpetrado por dos hombres que se inmolaron ayer entre la muchedumbre congregada para iniciar una marcha por la paz en el país eurasiático. Así lo confirmó hoy el primer ministro, Ahmet Davutoglu, en una entrevista con el jefe de la oposición, el socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, según relató este último a la prensa. "Me han dado información sobre el atentado; entenderán ustedes que no puedo dar detalles. Me dijeron que había dos atacantes suicidas, ambos varones. Sin embargo, no han nombrado ninguna organización", declaró Kiliçdaroglu.
Numerosos analistas han subrayado la enorme similitud de este atentado con el ocurrido en Suruç, el 20 de julio pasado, en el que murieron 33 activistas de la izquierda prokurda. En aquella ocasión, un joven ciudadano turco, que había pasado por los campos de entrenamiento del Estado Islámico (EI) en Siria, se inmoló con una carga de TNT reforzada con bolas de acero para aumentar el efecto mortífero, exactamente igual que en Ankara. La policía incluso ha podido determinar que el explosivo usado ayer es del mismo tipo, ha asegurado la cadena CNNTürk.
Además, según el diario ‘Cumhuriyet’, poco antes de la explosión se escuchó gritar a alguien "Dios es grande", al igual que sucedió en Suruç, frase poco habitual en el ambiente de la izquierda laica que se había congregado para esa marcha. Basados en estos indicios, la izquierda ha acusado directamente al Gobierno de inducir o, a menos, permitir el atentado, dada la ausencia de medidas contundentes contra el extremismo islámico que se expande por el país.
También Kiliçdaroglu pidió al primer ministro que haga dimitir o destituya a los titulares de Interior y Justicia por su incapacidad de prevenir la peor masacre en la historia de Turquía. Aunque la Policía turca asegura que lucha contra las redes de apoyo al Estado Islámico, muchos activistas señalan que cualquier reunión de la izquierda sufre más vigilancia y acoso que las actividades de abierta captación de yihadistas y recuerdan que el autor de la masacre de Suruç tenía incluso antecedentes policiales.
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La Policía arrestó hoy al menos 22 personas en las provincias de Adana, Esmirna y Konya en una redada dirigida contra las redes del EI, ha asegurado el diario Evrensel, pero no se ha aclarado aún si la operación tiene relación con el atentado. Tampoco sentó bien en la oposición la insistencia de Davutoglu de dedicar los tres días de luto nacional, iniciados hoy, no solo a los fallecidos en la masacre sino a todas las víctimas del terrorismo, incluyendo expresamente a los soldados y policías caídos en el combate contra la guerrilla kurda. Este discurso parece buscar un contrapeso a la tragedia causada en una manifestación de la izquierda, apelando al voto nacionalista, tres semanas antes de las elecciones.
Además, Davutoglu sólo ha invitado a un diálogo nacional a los dirigentes del socialdemócrata CHP y el nacionalista MHP, que declinó la oferta, pero excluyendo a Selahattin Demirtas, dirigente del HDP, el partido cuyos simpatizantes fueron el blanco del atentado del sábado. Los convocantes de la marcha, dos sindicatos de la izquierda, el colegio profesional de médicos y el de ingenieros han convocado una huelga para lunes y martes, en protesta por lo que consideran la responsabilidad gubernamental en la tragedia.
El abismo entre Gobierno y HDP se muestra incluso en la guerra de cifras respecto a los fallecidos, ya que el partido izquierdista afirma que se han podido identificar 120 víctimas, aparte de 8 cadáveres aún no determinados. La oficina del primer ministro colocó anoche el saldo en 95 muertos y aseguró que 65 personas siguen bajo cuidados intensivos, pero no ha actualizado el número de muertos.
La tragedia no ha servido para calmar el conflicto armado con la guerrilla kurda, el PKK, si bien ayer, la cúpula de la organización ofreció suspender toda actividad armada, salvo en autodefensa, para no interferir en las elecciones que se celebrarán el 1 de noviembre. Pero este domingo, dos gendarmes murieron en un tiroteo con el PKK en la provincia de Erzurum, mientras llevaban a cabo una operación antiterrorista en una región montañosa de esta región del noreste. Además, la aviación turca bombardeó hoy las posiciones del PKK en el norte de Irak.