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Los socialistas miden sus fuerzas para luchar por la Moncloa

Pedro Sánchez se ha planteado estas autonómicas como unas generales en un territorio clave para sus intereses nacionales. El PSC aspira al menos a quedar por encima de Podemos

El candidato del PSC, Miquel Iceta, y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, saludan a los asistentes a un acto de campaña en Cornellà de Llobregat (Barcelona) / Toni Albir (EFE)

El candidato del PSC, Miquel Iceta, y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, saludan a los asistentes a un acto de campaña en Cornellà de Llobregat (Barcelona)

Madrid

La campaña del 27-S permanecerá en la memoria socialista como aquella en la que a su candidato se le iban los pies (el baile espontáneo de Miquel Iceta ha terminado siendo parte de su estrategia), pero también por las circunstancias excepcionales en las que se ha desarrollado, con un PSC tomado por el PSOE, tanto en su discurso como en el despliegue electoral. Pedro Sánchez y el conjunto del partido han pedido el voto para estas autonómicas como si se tratara de unas generales, conscientes como son de que nunca un socialista ha llegado a la Moncloa sin ganar en Cataluña. El porcentaje mínimo con el que lo ha logrado a lo largo de su historia roza el 35%.

Se trata de convocatorias de diferente naturaleza que, históricamente, terminan con resultados diferentes para el PSC, pero este domingo los socialistas dispondrán de la mejor encuesta en Cataluña para los comicios de diciembre. Si el PSC no mantiene sus 20 diputados en el Parlamento catalán (es tercera fuerza política, con un 14,43% de los votos), obtendría el peor resultado de la historia del partido, en un escenario inédito desde todos los puntos de vista. Todo es desconocido porque se han convocado unas autonómicas a las que el convocante quiere conceder carácter plebiscitario en paralelo a un cambio radical en el sistema de partidos: se han incoporado nuevos actores (Ciutadans y Catalunya Sí que es Pot), al tiempo que han desaparecido las siglas de la hegemónica CiU y que, para completar la nueva foto, formaciones conservadoras y de izquierdas comparecen bajo el mismo paraguas de la candidatura de Junts Pel Sí.

Por encima de Podemos

Fuentes socialistas admiten que el PSC partía de una posición difícil, buscando situarse como tercera vía en un relato absolutamente polarizado. Ahora, ya con las urnas abiertas, valoran como un resultado defendible la posibilidad de quedar por encima de la Catalunya Sí que es Pot, la plataforma donde se agrupa Podemos. Seguirían siendo en ese caso la primera fuerza política de la izquierda no soberanista, reforzando el mensaje de que la formación de Pablo Iglesias no es una alternativa de gobierno posible.

Superar a Ciudatans (las encuestas le dan a la formación que dirige Albert Rivera el segundo puesto en intención de voto, eso sí, muy por debajo de la lista soberanista) se podría calificar como un éxito. En el PSC observan con preocupación el trasvase de votantes socialistas a C's: "No pegan el subidón que deberían pegar en el conjunto de España para desbancar al PP, pero nos perjudican en Cataluña", lamentaba un socialista acostumbrado a leer encuestas. En este contexto, quedar por encima de Ciudatans supondría volver a ser la segunda fuerza política en Cataluña, la misma posición en la que quedó el PSC en las municipales de mayo pasado gracias a la resistencia de muchos de sus alcaldes en el cinturón rojo de Barcelona. En el camino se dejó, eso sí, unos 200.000 votos.

La fortaleza de esos alcaldes recién elegidos ha llevado al PSC a centrarse en esta campaña a mantener y movilizar a su electorado en esa codiciada área metropolitana de Barcelona. Allí estaba la gran batalla electoral de estos comicios y allí se han progamado los actos de todos los líderes que han desfilado por la campaña y la mayor parte de la agenda de Iceta (excepto las visitas obligadas a Tarragona, Lleida y Girona y una escapada a Vilafranca del Penedès).

Solo ha faltado Rodríguez Zapatero

El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (d), junto al expresidente de la Generalitat, Pasqual Maragall (i), durante un mitin a favor del 'sí' en el referendum para la reforma del Estatuto catalán en 2006

El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (d), junto al expresidente de la Generalitat, Pasqual Maragall (i), durante un mitin a favor del 'sí' en el referendum para la reforma del Estatuto catalán en 2006 / EFE

El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (d), junto al expresidente de la Generalitat, Pasqual Maragall (i), durante un mitin a favor del 'sí' en el referendum para la reforma del Estatuto catalán en 2006

El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (d), junto al expresidente de la Generalitat, Pasqual Maragall (i), durante un mitin a favor del 'sí' en el referendum para la reforma del Estatuto catalán en 2006 / EFE

La estrategia socialista ha pasado por intentar demostrar a los catalanes que hay una España diferente dispuesta a dialogar. "España no es Rajoy ni Mas es Cataluña", ha repetido día sí y día también Pedro Sánchez, más presente que nunca en Cataluña. Ha pasado allí diez jornadas de las quince de campaña oficial, en la que han participado también Felipe González, Susana Díaz, Patxi Lopez, Javier Lambán, Francina Armengol y Ángel Gabilondo. Nunca antes los barones socialistas habían tenido tanta presencia en unas autonómicas, en las que el gran ausente ha sido José Luis Rodríguez Zapatero, el expresidente del Gobierno que estuvo a solo ocho décimas de superar el abrumador resultado de Felipe González en Cataluña en 1982, el mismo que se comprometió a no mover ni una letra del Estatuto que aprobase el Parlamento catalán. Lo cambiaron las Cortes y lo mutiló el Tribunal Constitucional después de ser aprobado en referéndum.

¿Un mal resultado en Cataluña se apuntaría en la cuenta del debe de Pedro Sánchez? Su sobreexposición en esta campaña se interpreta en el partido como un gesto de compromiso con la cuestión catalana y muestra su disposición a ser el presidente del Gobierno que restañe las heridas con Cataluña. Fuentes socialistas defienden que si el PSC no tira todo lo que debiera no se podrá achacar a la falta de liderazgo de Sánchez sino, según añaden, a la endiablada encrucijada en la que se ha convertido el desafío soberanista.

Hay otra pregunta inevitable que llega a los oídos de los miembros del Comité Electoral del PSOE: ¿qué consecuencias tendrá en los votantes del resto del país lo que se ha hecho y, sobre todo, lo que se hará en las próximas semanas en Cataluña? Los socialistas defienden que han superado esta campaña sin daños colaterales, sana y salva, dicen, la coherencia de su discurso después de años en los que las posiciones del PSC eran replicadas interna y externamente por los dirigentes de otros territorios. El impacto de lo que se haga después del 27-S está por ver, aunque la intención de Ferraz es que sean los socialistas, con Pedro Sánchez al frente, quienes lideren el diálogo para caminar por la senda de la reforma constitucional.

 
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