El PP espera del 27-S arañar voto del PSOE para las generales
Los conservadores potencian en Cataluña su discurso anti independentista. El objetivo: lograr el respaldo de los votantes socialistas con la vista puesta en las generales. Los populares catalanes piensan que pueden “salvar los muebles” con 15 escaños. Creen que Junts Pel Sí y la CUP no alcanzarán la mayoría absoluta y que entonces se abriría un período de ingobernabilidad. Pero si el proyecto soberanista sale respaldado por las urnas, el Gobierno sabe que se tendrá que enfrentar a Artur Mas
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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, recibe a Xavier García Albiol en un desayuno informativo / ANDREA COMAS (Reuters)
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Madrid
En las catalanas de 2012, tras conocerse los resultados, un alto cargo del Gobierno aseguraba en Génova que era el fin de Artur Mas porque había perdido muchos escaños en el Parlament. Se equivocaba, el president siguió adelante. El día antes del referéndum del 9-N, Rajoy aún seguía convencido de que no se saltaría la ley. Llegó la fecha y la consulta se celebró. Después anunció elecciones pero en la Moncloa no se lo creyeron hasta que las convocó.
El jefe del Ejecutivo siempre ha ido a rebufo de Mas, pensando que no se atrevería a tanto. El Gobierno ha actuado bajo el principio de acción-reacción. Sólo ha respondido a hechos consumados. Pero ahora, a unos días de las catalanas y con las generales en el horizonte, los conservadores han decidido jugar de otra forma la partida y, por una vez, tomar la iniciativa.
Como si Rajoy hubiese desplegado sobre su mesa un plan de ataque, las piezas se mueven por el tablero. Primero, había que pensar en desplegar a los peones. Nombró a Xavier García-Albiol y con ello apostó por un discurso polémico, que algunos han tachado de xenófobo y españolista. Después, pidió a Andrea Levy que le acompañara, para compensar y ofrecer una imagen moderada. Ella sería el nexo entre entre Génova y el PP catalán. Y, por último, encargó a su jefe de gabinete, Jorge Moragas, supervisar toda la operación.Sólo después se abordó el frente político. El Gobierno recurrió “las estructuras de Estado” de Mas ante el Constitucional, lanzó una reforma del Alto Tribunal y coronó toda la operación con la propuesta de hacer un frente común contra el independentismo.
Estrategia
“No consideramos que el eje ideológico sea en estos momentos lo prioritario. Lo importante es plantarle cara al desafío secesionista”, dice Levy. Por eso el PP ya no está obsesionado por recuperar a cuantos les abandonaron por Ciudadanos. Ahora es órdago a la grande y el objetivo es que el votante socialista del área metropolitana les respalde. Su estrategia es más ambiciosa aún. Pretenden superar al PSC y creen que su formación y la de los socialistas rondarán, al final, el mismo resultado. En cualquier caso, la idea que persiguen es que el 28 de septiembre se pueda formar “un gobierno alternativo, frente a uno rupturista”.
Resultados
Tras conocer el CIS, la dirección del PPC se frotaba las manos. Quedan relegados a la penúltima posición, con 12-13 escaños. Pero en la cúpula consideran que es buena noticia. Piensan que este barómetro siempre les da menos de lo que después alcanzan y por eso están convencidos de que podrán lograr 15 escaños. Es verdad que pierden cuatro pero explican que así "salvan los muebles". Sobre todo porque partían de unas encuestas que no les daban más de seis diputados autonómicos. “En Génova, en verano, firmaban por conseguir dos dígitos”, dice un colaborador de Albiol. Les sorprende que Unió desaparezca. Y reconocen el daño que la formación de Albert Rivera les hace, aunque se muestran convencidos de que Ciudadanos se estancará en el futuro.
Post 27-S
En el Partido Popular no se creen que la opción independentista finalmente alcance la mayoría absoluta y piensan que entonces se abrirá un escenario de ingobernabilidad. Son conscientes de que si finalmente la suma entre Junts Pel Sí y la Cup vence, Mas irá a por todas y que el problema podría llegar a salpicar hasta la campaña de Rajoy para las generales. El jefe del Ejecutivo podría presumir de recuperación económica, pero acarrearía un pesado fardo, el de un conflicto territorial sin precedentes, que para algunos sería fruto de su impasibilidad.En el PPC creen que llegados a ese punto hasta les podría beneficiar porque taparía el debate de la corrupción y podría avivar un discurso españolista. Pero hay cargos conservadores que preferirían enterrar la cuestión antes de llegar a un enfrentamiento en un callejón sin salida.
Pero ahora mismo el día después de las catalanas se ha convertido en la gran incógnita. Y cuando se pregunta qué hará entonces el Partido Popular, los dirigentes del PP vuelven al impasse. La declaración unilateral de independencia es una posibilidad. Y la solución la repiten sin cesar: “Se emplearán todas las herramientas y mecanismos para frenarle”. Pero sin concretar. Rechazan los tanques en la calle. “España es una democracia. No vamos a dar el gusto a las opciones beligerantes”, dice un alto cargo. Y nadie quiere mentar el artículo 155. “Por mucho que se radicalice, no te vas a radicalizar tú”, comentan en Génova. “Ya puede construir castillos en el aire, Mas no va a tener apoyo internacional. Ya se lo dijeron Merkel y Cameron”. Esa es la sensación que recorrer las filas populares, a la que se aferran. Un sentir que en Madrid se convierte en esperanza y en el PP de Cataluña en miedo porque dan por hecho que Mas ha perdido la razón y llegará hasta el final como sea.
Campaña
En la sede nacional del PP dicen que Rajoy se va volcar en Cataluña. Pero lo cierto es que en dos semanas de campaña se pasará por allí en cinco ocasiones. En sus visitas no se moverá ni un ápice de su discurso. Son los mensajes que lleva repitiendo toda la legislatura y con los que pretende demostrar a los suyos que se mantiene firme frente a Mas. En todos sus mítines apelará a la movilización y recurrirá a los mismos titulares de siempre: recordará que no son elecciones plebiscitarias, defenderá la soberanía nacional, sostendrá que no va a haber independencia y que se cumplirán las leyes. Pero él no será el protagonista. La dirección nacional quiere que todo se centre en Albiol, que camine en solitario. Con Rajoy y la vicepresidenta, a su lado, de forma puntual. Y con los ministros, mejor, repartidos por las provincias, desplegándose para llegar a todos los lados. La actuación será intensa. Funcionarán cuatro caravanas: la de Alicia Sánchez Camacho, la de Levy y también la del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Además de, por supuesto, la principal, la de Albiol quien cuidará sus palabras evitando generar polémicas innecesarias. Nadie irá por su lado. Lo van a estar controlando todo porque no quieren meteduras de pata.