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La Policía húngara rocía con pulverizador de pimienta a los refugiados
Madrid
Hungría se está convirtiendo en la gran pesadilla para miles de refugiados. La policía ejerce un fuerte control sobre las rutas que estos toman, y cuando quieren bloquean su paso. Equipados con mascarillas, los policías forman una barrera física pero la multitud empuja y entonces sacan los sprays pimienta. Los refugiados retroceden tras inhalar el gas. Y nos lo queda otra que esperar. Esperar ante la mirada sin amargura de los niños que aguardan la decisión que tome la policía magiar. Este acto prosigue a los trenes de Keleti que no llevaban a ninguna parte. El suelo húngaro puede marcar, para bien o para mal, el fin de tan largo viaje. Todo aquel que cruce la nueva valla fronteriza será arrestado ha dicho el presidente ultraderechista Víktor Orban. Pero la crisis húngara también se extiende a las instituciones. Hoy ha dimitido el ministro de Defensa aunque se desconoce el por qué. Mientras tanto, más de 2.000 refugiados siguen entrando cada día a este país, paso obligatorio para alcanzar el sueño europeo
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