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China reducirá el número de sus tropas en 300.000 soldados

El país asiático se muestra como una gran potencia militar en el desfile soñado por Xi

Soldados participando en el desfile militar celebrado con motivo del 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. / ROLEX DELA PENA/POOL (EFE)

Soldados participando en el desfile militar celebrado con motivo del 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Pekín

La China del presidente Xi Jinping se mostró al mundo como una gran potencia militar, en un gran desfile con motivo del 70 aniversario del final de la II Guerra Mundial que también quiso cimentar a nivel interno la nueva imagen de un país poderoso en la escena mundial.

Ante jefes de estado de una treintena de países (ninguno occidental) y al son de bandas y coros que interpretaron temas militares y patrióticos, unos 12.000 soldados, 500 vehículos y misiles y unas 200 aeronaves marcharon por la enorme avenida de la Paz Eterna (Chang An), en la simbólica plaza de Tiananmen.

Xi recordó en su discurso que los ocho años de guerra (1937-45) causaron a China 35 millones de muertos y heridos, pero terminaron en "la primera victoria completa" del país en tiempos modernos.

El presidente chino, Xi Jinping.

El presidente chino, Xi Jinping. / WU HONG

El presidente chino, Xi Jinping.

El presidente chino, Xi Jinping. / WU HONG

Y en tono decididamente nacionalista recordó que la derrota japonesa "puso fin a la humillación nacional de China" a manos de agresores externos durante un siglo, una cuestión que aún persiste en la mentalidad china.

Tras la intervención de Xi, desfilaron durante 50 minutos unidades de soldados a pie (incluyendo unos mil extranjeros), vehículos blindados, unidades de misiles, cohetes convencionales y nucleares, drones y aviones y helicópteros de todas las armas.

Una buena parte de los sistemas de armamento son de última generación y fueron mostrados en público por primera vez, como el misil antibuque DF-21D o el bombardero de alcance medio H-6K, que dotan a las fuerzas chinas de capacidades ofensivas que nunca antes habían tenido.

Los grandes desfiles en jornadas señaladas han quedado ya relegados a los países comunistas o que lo fueron (como Rusia el pasado 9 de mayo por el mismo motivo), pero siguen mostrando una preocupación detallista por el simbolismo y la iconografía, que en Pekín concluyó con la suelta de miles de palomas y globos por la paz.

Entre los dirigentes extranjeros destacó el presidente ruso, Vladímir Putin, en un lugar preeminente y recibiendo las mayores ovaciones del público.

Las medidas de seguridad fueron realmente draconianas, con las calles de Pekín prácticamente vacías, para un evento en el que las autoridades no repararon en gastos, declarando dos días festivos (hoy y mañana) y cerrando miles de fábricas y obras de la región para reducir la contaminación y lograr un cielo azul radiante.

El evento fue, sobre todo, una demostración de fuerza del Gobierno chino y en concreto del presidente Xi, quien, además de enseñar al mundo lo último en tecnología bélica propia, quiso, principalmente, mostrar a nivel interno la fortaleza de su poder político y militar.

 
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