Ocio y cultura

100 años de Ingrid Bergman

La actriz, una de las grandes musas del cine, rompió las convenciones sociales de su época

Filmoteca de Catalunya (ACN)

Madrid

Nació en el gélido norte pero su expresión era cálida. Ingrid Bergman (Estocolmo, 29 de agosto de 1915) fue arrebatada por David O. Selznick a los Estudios Estocolmo para rodar la versión americana de ‘Intermezzo’ (1939). Cuando llegó a Hollywood ya era famosa en su país, Suecia. Se negó a cambiar de nombre y de imagen. Conservó su nariz, su dentadura, su pelo. No se ponía tacones. Tampoco se maquillaba. Era una fresca y melancólica novedad en una industria repleta de cánones y juguetes rotos.

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Su despegue como actriz coincidió con el de un avión de Warner. Humphrey Bogart se quedó en tierra, y ella voló hacia la libertad. ‘Casablanca’ (1942) fue un cúmulo de casualidades que le encumbraron hacia el éxito. A Bergman, sin embargo, ni siquiera le pareció una película especial. El papel que realmente le interesaba era la de la guerrillera republicana de la guerra la civil española en la película ‘Por quién doblan las campanas’ (1943). Con esta cinta consiguió su primera nominación al Oscar, premio que llegaría, sin embargo, con su actuación en ‘Luz que agoniza’ (1944).

Ese papel de víctima continuaría como musa de Hitchcock. De la mano del director realizó tres filmes ‘Recuerda’ (1945), ‘Atormentada’ (1949) y ‘Encadenados’ (1946). En la última cinta, junto a Cary Grant, protagonizaría uno de los besos más largos del cine. Hitchcock consiguió que sus dos protagonistas estuviesen dos minutos y medio besándose, creando así una de las escenas más reconocibles del cine clásico.

Holger Brandt junto a Ingrid Bergman en una escena de &#039;Intermezzo&#039;

Holger Brandt junto a Ingrid Bergman en una escena de 'Intermezzo' / GETTY

En 1948 su vida dio un giro de 360 grados. Apareció Roberto Rosellini. Ingrid le descubrió viendo la película ‘Roma ciudad abierta’ e instantáneamente se enamoró de ella y del director. Le escribió una carta manifestándole su deseo de trabajar con él: “Señor Rossellini: he visto sus dos filmes y me han gustado mucho. Si necesita una actriz sueca que hable inglés perfectamente, que no ha olvidado el alemán, a quien apenas se entiende en francés y que del italiano sólo sabe decir ti amo, estoy dispuesta a acudir para hacer una película con usted”, decía. La actriz se trasladó a Italia para rodar con él ‘Stromboli’ (1950), e iniciaron su historia de amor. Lo abandonó todo, incluida su reputación.

El resultado: seis películas juntas, tres hijos y una apasionada historia de amor. Mientras tanto, en Estados Unidos, sufrió un boicot que duró tres años. Separada de Rosellini, el perdón de la industria no se produciría hasta el rodaje de ‘Anastasia’ (1956), con la que logró su segundo Oscar como actriz protagonista. La reconciliación definitiva se produjo en 1959 cuando reapareció públicamente presentando el Oscar a mejor película en la XXI edición de los premios. Ese día recibió una sonora y prolongada ovación.

Tras décadas de éxitos, en 1981 rodó en Israel la miniserie ‘Una mujer llamada Golda’ cuando su cáncer estaba ya en fase terminal. Fue su último trabajo. Ingrid Bergam murió el mismo día que había nacido, un 29 de agosto como este. La musa de ojos azules que un día dijo "Sé tú mismo, el mundo rinde culto a la originalidad".

 
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