Sociedad | Actualidad

Recorrido por las campañas de tráfico

Han ido en paralelo a nuestras vidas. Más de cincuenta años de campañas en las que el objetivo era el mismo, reducir los accidentes. Lo que cambia es el mensaje y cada década tiene su hoja de ruta

Madrid

La primera campaña se hizo en tiempos de Franco en 1964. Los coches empezaron a llenar las carreteras, la mayoría de dos sentidos, y las campañas advertían de los peligros de entonces como el adelantamiento, en el que uno se jugaba "literalmente" la vida.

Eran mensajes informativos, divulgativos y en algunos se invitaba a rezar. Se creó la Dirección Nacional del Apostolado en carretera y se creó hasta un día de la oración, que siempre era el último domingo de junio antes de la gran desbandada del verano, pero fue en los 70 cuando se inauguró la primera campaña de navidad y se empezó a incidir en los peligros de alcohol. En estos años se trabajó también por la seguridad del peatón, sobre todo pensando en niños y en mayores y se recordaba la importancia del cinturón de seguridad, que al principio solo era obligatorio en los asientos delanteros y cuando se viajaba en carretera.

En los 80 cambió la tendencia de las campañas. Dieron un giro radical y los mensajes eran distintos. Incidían en el ocio, que también iba sobre ruedas. Eran los años de "la movida" y el casco en la moto se convirtió en una de las preocupaciones porque lo normal era ir sin protección. Entonces la DGT tiraba de "famosos" para sus spots  e inclusó contrató a la estrella del momento, al cantante invidente Stevie Wonder con su tarareada canción "Si bebes no conduzcas".

En los 90 el tono fue de concienciación con lemas como "Las imprudencias se pagan" o "La vida es el viaje más hermoso" y con el cambio de siglo llegó una de las campañas que más repercusión tuvo "No podemos conducir por ti" , o aquella que sobrecogió por esas escenas tan duras en las que una llamada de teléfono te cambiaba la vida, "en un segundo".

La tendencia de los últimos tiempos es la misma: mostrar con crudeza la realidad que hay detrás de un accidente. Y hoy como hace cincuenta años la preocupación común es el alcohol y el exceso de velocidad. Las imprudencias de nuevo cuño son las distracciones por el uso del móvil.

 
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