El hombre que dejó un despacho de ejecutivo para ser mecánico
Apasionado por el mundo del motor y celoso de su vida privada, así es José Vicente Díez, protagonista de 'House of cars', serie de motor de Discovery Max
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José Vicente Díez posa sonriente delante de uno de sus coches / DISCOVERY MAX
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Madrid
"Mi pasión por los coches viene desde que era pequeño, me gustaba jugar con cochecitos. Poco a poco te vas volcando: unos se hacen mecánicos, otros pilotos, otros viven de la prensa del motor… Hay otra gente que disfruta solo como aficionado". Aunque no lo dijera, cualquiera podría darse cuenta de que José Vicente Díez es una enamorado del motor y de los coches de todas las épocas.
De lo primero, amante del motor, existen muchos. Una gran industria -que va desde la construcción y venta de vehículos hasta la distribución de los derechos televisivos de carreras o la producción de programas de televisión especializados- florece al abrigo de los millones de enamorados de los deportes del motor, la velocidad y la ingeniería de vehículos.
Menos numerosos son los que miran esos artilugios de cuatro ruedas como si de personas se tratasen. No tocan su carrocería, la acarician. Para el resto son simples máquinas; para ellos, cobran vida con el rugido del motor.
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DISCOVERY MAX
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DISCOVERY MAX
De ellos, de esta gente, ya escribió Tom Wolfe en su primer libro de no ficción ('El coqueto aerodinámico rocanrol color caramelo de ron', ed. Tusquets ) en el que se adentra en la fiebre del "pichicateado" en los años 60; es decir, la modificación de coches; ya sean modernos o antiguos, tanto en su carrocería como en su motor. Descubrió Wolfe más que una afición, se topó con una religión que profesaban muchos jóvenes sin formación mecánica que todo cuanto sabían de esta disciplina -y era mucho- lo habían aprendido a través de horas y horas de dedicación a la que era su auténtica pasión.
Tampoco José Vicente cursó ningún grado en mecánica para ser el responsable del taller con más joyas automovilísticas de la televisión en España: "La formación mecánica la he ido adquiriendo a través de 20 años de experiencia. Mi formación no tiene nada que ver con el mundo del motor. Mi experiencia me ha permitido saber de coches, entenderlos y ser capaz de restaurarlos", explica.
José Vicente es el alma del programa 'House of cars' (Discovery MAX). Una excelente serie del género factual, producida por El Terrat, en la que el espectador asiste a la reparación y restauración de auténticas perlas automovilísticas. Coches de ensueño y de otras épocas como los famosos Cadillac "Dolly Parton" del 55 o el Citroën Tiburón de los años 70, un coche del que se vendieron más de millón y medio de unidades en sus 20 años de producción. En su 60 aniversario, sigue considerado como uno de los automóviles más bellos jamás fabricados. Razones de peso por las que José Vicente no podía dejarlo fuera de la segunda temporada de 'House of cars', por muchos dolores de cabeza que le haya dado: "La restauración de ese Tiburón ha sido una cabezonada mía… pero eso ha sido perder dinero, perder dinero y perder dinero. Estaba demencial, era un coche que estaba en la basura… Pero me apetecía que saliera en el programa", comenta sin apartar la mirada del Tiburón negro que tiene a escasos metros y que él y su equipo han restaurado.
De ejecutivo a mecánico: el motor de la pasión
Existen, pero no son comunes las personas que hablan de su trabajo como si de un hobby se tratara. José Vicente es de esas personas. Es la recompensa al riesgo asumido para convertir su pasión en el modo de ganarse la vida.
"Yo trabajaba en el sector químico, estaba de director comercial en una multinacional. No tenía nada que ver con esto. A mí me gustaban los coches y en el año 99 decidí dejar la empresa. Al año siguiente me metí, en exclusiva, a importar coches y venderlos", cuenta. "En la restauración me fui metiendo por necesidad: los coches venían en malas condiciones, había que repararlos, restaurarlos… Yo lo que he querido toda mi vida ha sido dedicarme a la restauración".
Y abrió su taller en un pequeño pueblo de Burgos, Quintanar de la Sierra, donde trabaja con precisión de orfebre cada pieza de los motores y carrocerías de los vehículos que le llegan desde cualquier punto de España. Y en esa faceta en la que mezcla dotes de mecánico, joyero y anticuario, José Vicente explica la dificultad de poner precio al valor de su trabajo: "Cuando hablamos de coches clásicos, cambia radicalmente el precio de estar en estado de abandono o de estar restaurado. No hay baremos como en un coche moderno. Aquí entran variables como su estado documental, en qué situación está… Hay coches que son muy complicados de restaurar, como los Cadillacs porque tienen mucho cromado, el cromado es caro de restaurar".
No esconde que su pasión le lleva, a veces, a embarcarse en proyectos en los que sabe de antemano que perderá dinero: "Cuando hay muchos componentes en mal estado, lo que implica una restauración muy cara, el coche como tal no tiene un valor. Las horas de trabajo son las mismas para restaurar un Rolls o un Seiscientos. Quien restaura un Seiscientos lo hace por afición de verdad. Hay coches cuya restauración es económicamente inviable".
Rechazó a la televisión
"No quería convertir mi casa en 'Gran Hermano'.", cuenta al ser preguntado por qué rechazó la primera propuesta de Discovery para llevar a televisión lo que él llevaba haciendo en su taller desde hacía años: "La televisión ha evolucionado de una manera en la que entra demasiado en la vida de las personas. Yo no quería que eso me ocurriera. Cuando ellos presentaron una propuesta que respetaba el concepto de nuestra familia, nuestra forma de hacer las cosas… ahí ya me impliqué. Lo que no quería es que esto invadiera mi territorio particular. Ahora estoy encantado".
- audiencias 2ª temporada
Para José Vicente, la manera que tiene Discovery MAX de entender la televisión es importante para haber aceptado la proposición de llenar su taller de cámaras durante las semanas que dura la grabación del programa: "Discovery respeta a las personas que trabajan con ellos. Es educativa y entretenida… Hay otras cadenas que son solo entretenidas", sentencia.
Pese a que 'House of cars' está consiguiendo estas temporadas datos (1,6%) ligeramente inferiores a su primera entrega (2014) en la que promedió 426.000 espectadores por capítulo (2,1% de share), el programa debe ser y es todo un orgullo para la división española de Discovery, que ya está intentando exportarlo a otros países en los que también se emite el canal como ya se está haciendo con 'Wild Frank'.
No le preocupan en exceso las cifras de audiencia a José Vicente. Probablemente, de ser muy elevadas, le incomodarían. Es de esos raros casos de la televisión en el que quien se pone delante de una cámara anhela el anonimato por encima de todas las cosas: "No tenía miedo a la fama, sino a una fama no merecida. Yo quiero que se me reconozca por mi trabajo. No quiero ser un personaje, sino una persona", apunta, "cualquiera puede llamarme por teléfono, si no le atiendo yo lo hace cualquiera de mi equipo. Las puertas de mi casa están siempre abiertas, siempre hay gente para atender. No somos personajes, vas a Quintanar y ahí estamos, nos ves trabajando. Lo mío es trabajar, vivo de mi trabajo".
Un trabajo que sirve para hacer las delicias de los amantes al automovilismo cada lunes por la noche; que ha valido para que un canal apueste por la producción de un programa tan redondo como 'House of cars', capaz de entretener y enseñar. Ejemplo perfecto de televisión bien entendida.