“Nosotros hacemos historia viviente”
Michele Woards es una de las figurantes de una de la reconstrucciones bélica de Waterloo, una de las más importantes hechas en Europa, con 5.000 figurantes, 300 caballos y 100 cañones
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Figurantes de la reconstrucción de la batalla de Waterloo por su segundo aniversario. / EMMANUEL DUNAND (AFP)
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Bruselas
Se llama Michele Woards y desde hace una semana acampa ante las puertas de la granja fortificada en la que, según Wellington, Napoleón empezó a perder la batalla.
"Sí, llegamos aquí el sábado y nos quedaremos hasta el próximo lunes. Representamos al regimiento 95 de la infantería británica, vamos vestidos de verde, como las ranas y los saltamontes porque desde los árboles, los hombres buscan al enemigo".
Michele no es una actriz, empezó a disfrazarse con ropas de hace 200 años después de su divorcio, con un niño de 10 que tiene hoy 25 y ha crecido pasando los veranos rodeado de viejos símbolos militares. "¿Qué representa para nosotros las batalla?", reflexiona en voz alta mientras ordena latas en los tablones de su cocina ambulante, "Nosotros hacemos historia viviente y mostramos como la gente, sobre todo las mujeres, trabajaban entonces, por ejemplo cuanto tiempo se tarda en cocer una sopas para un regimiento".
El de Hougoumont, con 1.500 hombres resistió 7 horas a las tropas francesas y convirtió una batalla de distracción en el final del Imperio Napoleónico. "Sí, nosotros somos ingleses, y ganamos. Pero hay que pensar en la memoria de los otros también".
10.000 muertos, desde las 11 y media hasta las 9 de la noche. Muchos a bayoneta, para salvar a la Europa monárquica del riesgo de una Francia republicana que, dos siglos después de la derrota, sigue encarnando la libertad de todo proyecto democrático.
"Si Napoleón hubiera continuado su Imperio Europeo es evidente que nuestro presente podría ser distinto, aunque claro, saber si esto sería bueno o malo es otra cosa", nos explica Philipe, vecino de un pueblo muy cercano.
Libros de historiadores para todos los gustos y con todas las versiones pueden comprarse dentro del edificio en el que la administración belga ha instalado el Museo Memorial y del que muchos salen con la triste impresión de comprender mejor esa vieja expresión de ser carne de cañón: "Después de ver todos los reportajes, nos queda claro que la potencia de un ejército se definía por el número de personas que se enviaban a la muerte", nos explica otro vecino que conmovido añade, "por suerte, los tiempos han cambiado".