Entre gendarmes y carabineros
Centenares de inmigrantes rechazados por la policía francesa son desalojados por la policía italiana
La policía italiana rodea a un grupo de inmigrantes en la frontera / JEAN CHRISTOPHE MAGNENET (AFP)
Roma
Las fronteras con Austria y Francia están abiertas, salvo para los inmigrantes procedentes del sur de Italia. La Gendamería francesa y la Federal Polizei austríaca los devuelven sistemáticamente a Italia desde hace una semana, en aplicación restrictiva de las normas de Dublín y Shengen sobre circulación en la Unión Europea, libre para los comunitarios y excluyente para el resto.
La mayoría de los inmigrantes rechazados en las fronteras alegan que Francia o Austria solo son zonas de tránsito para llegar a los Países Bajos, Escandinavia o Alemania donde residen sus familiares o conocidos. Al cerrarles los pasos fronterizos, sin que tuvieran alojamiento o existieran centros para su acogida, se han instalado de forma improvisada en estaciones de tren, iglesias, jardines públicos, bajo puentes o en playas de las poblaciones cercanas a las fronteras. En Ventimiglia, última estación ferroviaria italiana, unas 500 personas duermen en dependencia de Trenitalia, la mayoría mujeres –entre ellas varias embarazadas- niños y ancianos. Los hombres han pasado las últimas noches en los peñascos de Balzi Rozzi o bajo el puente de San Ludovico. Este drama se repite en diversas poblaciones, entre otras en Milán donde el alcalde Pisapia ha ordenado que se habilitan espacios para ellos en el vestíbulo de la Estación Central, en la plaza Duque de Aosta. En Roma se han destinado anexos de las estaciones de Tiburtina y Termini para los inmigrantes de paso del sur al norte de Italia.
<p>La policía francesa desaloja el campamento de los inmigrantes y les ha devuelto a Italia</p>
Solidaridad sin precedentes
En los últimos días se constató que los alimentos que podían suministrar Cruz Roja o Cáritas en las improvisadas acampadas eran insuficientes ante la llegada creciente de inmigrante, unos rechazados en la frontera y otros procedentes del sur del país. Ello conmovió a miles de italianos y en las horas siguientes llegaron a formarse colas en las estaciones ferroviarias para entregar comida y vestidos a los voluntarios de las organizaciones que coordinan la asistencia humanitaria.
Interviene la policía
Tras una reunión de emergencia del gobierno italiano, el Ministerio del Interior ha optado por formar corredores ferroviarios ante la improbable reapertura de fronteras a los inmigrantes. Unidades de la policía nacional italiana y carabineros han precedido en las últimas horas al desalojo de quienes dormían a la intemperie y a su reagrupación en las estaciones de tren más cercanas para su traslado posterior a poblaciones del interior. El desconcierto entre los inmigrantes, con intención de ir hacia poniente, ha sido total al verse obligados por las fuerzas de seguridad a dirigirse hacia levante sin muchas explicaciones. Dos agentes han resultado heridos y dos inmigrantes han sido detenidos por resistencia a patadas contra funcionarios de policía.
Gobierno, de la tensión a la moderación
El vicepresidente del gobierno italiano, Angelino Alfano, se ha presentado enfurecido a la reunión de ministros del Interior en Luxemburgo con el propósito de evitar lo que ha llamado ‘la quiebra del Europa en asuntos de inmigración” y dispuesto a “a dar un puñetazo” sobre la mesa comunitaria de la Unión.
Sin embargo, a la salida del encuentro ha reconocido con exquisita moderación que el problema radica en la aplicación del reglamento de Dublín. Según Alfano “por primera vez se ha puesto en evidencia que Dublín ha quedado superado, no funciona”. El ministro del Interior ha añadido que “Italia ha pedido y ha obtenido que la distribución de inmigrantes en Europa sea vinculante para todos. Pero los números de esta distribución –ha concluido- está por discutir todavía”.
