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TEMPORADA 3

Bonsoir 'fannibals': la carne europea también hace sonreír al doctor Lecter

La serie 'Hannibal' arranca magistralmente su tercera temporada

Poster promocional de la T3 de 'Hannibal' / AXN

Madrid

El gusto y la sofisticación están de vuelta. Los rojos tiñen la pantalla; del vino a la sangre, el burdeos siempre fue un color muy europeo. El reflejo de las hojas de los cuchillos recobra su alma. Bonsoir fannibals, el doctor Lecter os espera en el viejo continente.

Temporada tres para una de las series que más inteligentemente golpean al espectador. Dante escurriéndose entre las líneas del magistral guion de una ficción que hace de lo criminal y lo macabro una maravilla estética y del diálogo pausado, un elogio a la brillantez. Para los paladares más selectos, sus silencios, capaces de congelar al espectador.

"La ética evoluciona en estética", afirma el doctor Lecter en el capítulo que abre esta tercera entrega de la serie de NBC (que en España se puede ver a través de AXN). Hannibal entregado ya a su lado más pasional, igual de frío y calculador, pero de mayor goce y más imprevisible. La ética, que sí la ha tenido -su propia y particular ética- rompe sus límites en pro de la estética que, para este psicópata de ópera y alta cocina, es la constatación moral de que el fin justifica cualquier tipo de medios.

El elegante traje se combina en el viejo continente -recorar que al final de la 2ª temporada abandonaba su reguero de sangre brindando con champán camino de Europa- con informal chupa de cuero; una moto es el nuevo diván. Más libre, más brutal. La máscara de la que se despojó en la pasada temporada ha sido sustituida por un casco negro tras el que se sigue escondiendo su enigmática media sonrisa que saluda: bonnasera, bonsoir. Lo que se precise. Hannibal rezuma gusto cultural y conocimiento humanista; y Florencia despierta y condimenta sus instintos.

Los tonos fríos envuelven cada capítulo, las sombras siguen jugando entre los rostros de unos personajes que se sienten más cómodos en la protección y el peligro de la oscuridad, en la incertidumbre de la soledad. La brutalidad de Hannibal ha alcanzado un nivel superior. Pero es una dulce brutalidad. Como en la alta cocina, en 'Hannibal' la disposición en el plato y la guarnición son tan importantes o más que el ingrediente principal. Pura identidad.

Rompe límites el doctor Lecter, pero no los viola; conceptos que son muy diferentes para él, como ya explicó en uno de los últimos episodios de la temporada dos. De alguna manera, sus principios, su moral se mantiene intacta.

Con un nivel de dirección y fotografía superior, la serie creada por Bryan Fuller y protagonizada por Mads Mikkelsen todavía no ha tocado techo; continúa despegando en este magnífico arranque de temporada, sigue creciendo y transmitiendo esa adictiva sensación seriéfila de que, por bueno y delicioso que ha sido lo que ya ha puesto sobre la mesa, el mejor plato de la velada está aún por llegar.

Seguro que lo está. El chef afila, tranquilo, la brillante y afilada hoja del cuchillo con el que desmenuzará su obra maestra. Carne europea. Hannibal Lecter sonríe para darnos las buenas -y sangrientas- noches.

 
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