Ahora la mesa está limpia

Ahora la mesa está limpia de porquería y podemos ponernos a trabajar. Esa es la conclusión que Albert Rivera, según fuentes del entorno del líder de Ciudadanos, ha sacado tras conocerse las dimisiones de Salvador Victoria y de Lucía Figar. Los dos imputados por la Operación Púnica se habían convertido en un obstáculo insalvable en las negociaciones entre el PP y Ciudadanos para que Cristina Cifuentes se hiciera con la Presidencia de la Comunidad de Madrid.

Ese obstáculo ha desaparecido, pero queda todo por negociar. Ciudadanos plantea un decálogo de regeneración democrática y quiere ver hasta dónde llega la capacidad de Cifuentes para acceder a sus exigencias. Comenzarán a avanzar, pero Rivera sabe que la sombra de Púnica es alargada, y que en los próximos días pueden surgir nuevos imputados que volverían a situar la carga de la responsabilidad sobre la aspirante del PP. ¿Controla Cifuentes el PP madrileño lo suficiente como para garantizar una respuesta rápida y determinante? ¿Tiene el respaldo de la dirección nacional para asumir hasta donde sea necesario las exigencias de regeneración de Ciudadanos?

Albert Rivera tiene claro que la legitimidad para intentar formar gobierno la tiene la lista más votada, y además tiene buena opinión de Cristina Cifuentes. Pero también la tiene de Ángel Gabilondo, el candidato del PSOE, que no ha descartado del todo sus opciones. Por eso el líder de Ciudadanos ha querido mantener un hilo de comunicación con Gabilondo, porque sabe que en una situación todavía tan inestable las opciones deben permanecer abiertas.