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El observatorio del One World Trade Center abre al público

Es el rascacielos más alto de Nueva York

El edificio One World Trade Center visto de abajo. Es el rascacielos más alto de Nueva York. / SPENCER PLATT (AFP)

El edificio One World Trade Center visto de abajo. Es el rascacielos más alto de Nueva York.

Nueva York

Trece años después del 11-S, Nueva York vuelve a ofrecer las espectaculares vistas que se podían disfrutar desde las Torres Gemelas. El observatorio del One World Trade Center, el edificio más alto de Estados Unidos, abre este viernes al público.

El rascacielos se encuentra muy cerca de donde estaban las desaparecidas Torres Gemelas y, aunque algunos creen que palidece en comparación con los antiguos rascacielos, la panorámica a casi 400 metros de altura es imponente.

La visita comienza frente a un mapa del mundo interactivo que lee la información del ticket del visitante y marca su país de procedencia. En las pantallas aparece cuantos de tus compatriotas han estado ya en la torre y un saludo en tu idioma.

Los tickets cuestan 32 dólares para los adultos y 26 para los niños. Si se quiere disfrutar de más tiempo en el edificio o no hacer colas, el precio escala hasta los 90 dólares.

Los visitantes entonces se dirigen a una galería denominada Voices (Voces). En ella, decenas de pantallas muestran las historias de los hombres y mujeres que han levantado la torre. Constructores, ingenieros, arquitectos, albañiles y guardias de seguridad hablan sobre la emoción que supuso para ellos trabajar en este proyecto. “Estaba allí cuando cayeron y cuando tuve la oportunidad de volver a levantado, dije sí, ahí es donde quiero estar”, dice uno de los trabajadores llevando su casco de construcción.

La siguiente galería tiene al descubierto las piedras de 450 millones de años de antigüedad que dan soporte al edificio. Ancladas a estas rocas, se levantan 45.000 toneladas de acero.

Pero no hemos venido a ver el subsuelo, así que avanzamos a los ascensores. Aseguran que son los más rápidos en el hemisferio occidental. 102 pisos en 47 segundos. Mientras subimos, las pantallas LED ofrecen un time-lapse desde el nacimiento de Nueva York en el siglo XVI hasta hoy. Partiendo de una zona pantanosa, surgen pequeñas casas e iglesias de estilo colonial, los primeros rascacielos, aparecen y desaparecen las Torres Gemelas. Antes de darnos cuenta, llegamos arriba. “¿Has visto las Torres?”, pregunta la gente al salir. (Hay que mirar a la derecha).

Al dejar el ascensor, todavía nos espera una pantalla más. Un vídeo de presentación de dos minutos que ofrece imágenes de la “vibrante” ciudad de Nueva York. Lo mejor viene al final. La pantalla se eleva y deja ver por primera vez las vistas desde 381,25 metros metros de altura.

El recorrido está diseñado para que pasemos por los tres restaurantes situados en la planta 101. Las opciones van desde sandwiches para llevar a un elegante comedor con espectaculares vistas del skyline. A diferencia del antiguo restaurante en las Torres Gemelas, el Windows of the World, para venir a cenar aquí, hay que pagar la entrada general.

Ya en el observatorio del piso 100, las cristaleras del suelo al techo ofrecen una panorámica de 360 grados. Downtown y midtown Manhattan al Norte, con el Empire State Building al fondo. Nueva Jersey al Oeste. La Estatua de la Libertad y Ellis Island en la desembocadura del Hudson al Sur. Queens y Brooklyn, con los tres puentes que le conectan a la isla, al Este. Pagando 15 dólares más se alquilan unas tabletas que ofrecen información sobre la vista que estamos disfrutando. El mirador compite con los del el Empire State Building (32 dólares) y el Rockefeller Center (30 dólares). A diferencia de los otros dos, y de las antiguas Torres Gemelas, en el nuevo One World Trade Center siempre se está en el interior del edificio y no hay posibilidad de salir a una terraza.

En días claros, la vista alcanza los 80 kilómetros de distancia, se ve el Océano Atlántico más allá de Long Island e incluso se percibe la curvatura del horizonte. Si hay nubes bajas, estaremos por encima de ellas.

La empresa que gestiona el observatorio ha cuidado que las menciones al 11-S sean mínimas. “Toda la experiencia es sobre mirar hacia delante, una especie de puñetazo sobre la mesa por haber levantado este edificio. Se trata del coraje y la resistencia, y nuestro objetivo es presentar Nueva York con la mejor imagen posible”, asegura David Checketts, el director ejecutivo de Legends, gestor del nuevo observatorio.

Para ver lo que fue la Zona Cero hay que pegar la cara al cristal y, desafiando el vértigo, mirar en vertical hacia el suelo. Las piscinas que ocupan el lugar donde estaban las Torres Gemelas pierden todo su dramatismo a esa escala.

A la salida, se pasa inevitablemente por la tienda de recuerdos. Los precios, como el observatorio, están por las nubes. Una réplica de cristal del One World Trade Center cuesta 200 dólares, y un polo con el emblema del observatorio 174.95 dólares.

Al bajar, el ascensor ofrece vistas como si estuviéramos descendiendo en un helicóptero alrededor de la torre.

 
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