El eco de 15.000 personas junto a Vetusta Morla
Las voces del concierto de este sábado resonarán siempre dentro de todos los presentes
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Vetusta Morla, durante el concierto de este sábado en el Barclaycard Center / @estherdibae
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Ari y Manu llevaban nerviosos una semana. Es la cuarta vez que ven al grupo en directo en el último año pero saben que este no es un concierto más de Vetusta Morla. Pablo viene acompañado de su sobrino de 9 años, que se sabe todas las canciones porque sus discos siempre están sonando en casa y en el coche. Laura, en cambio, llega a la cita con las letras medio aprendidas pero sus amigos le insistieron tanto en ir a este concierto que no se lo pensó. Son sólo cinco de las 15.000 personas que este sábado por la noche llenaron el Barclaycard Center (el rebautizado Palacio de los Deportes de Madrid) con auténtica devoción. Quién si no compra las entradas con tanto tiempo de antelación, y más, teniendo el precio que tenían (alrededor de 35 euros).
Sin teloneros, no se hicieron esperar. A las 22:00 empezaron a sonar los primeros acordes de La Deriva, el tema que pone nombre a su último álbum. Casi sin coger aliento, le siguieron Lo que te hace grande (“Tal vez lo que me hace grande, es teneros delante otra vez”, cantaba Pucho) y Golpe Maestro. Eso es empezar en alto. “Esta semana hemos estado muy excitados. Que las 15.000 personas que estáis aquí junto con los 150 que trabajan en este concierto confluyan aquí, nos parece muy bonito después de esta hostilidad mediática”, decía Pucho, que esta semana era uno de los artistas que se ponía un esparadrapo en la boca para protestar contra el elevado IVA cultural. “Que disfrutéis de esta noche tanto como lo estamos disfrutando ya nosotros”, acabó su presentación.
La mosca en la pared estuvo volando por todo el recinto. La puesta en escena estaba muy cuidada, cada canción tenía la imagen perfecta que le acompañaba en el escenario y el vídeo que proyectaba el concierto en directo parecía que ya había sido editado por el mismísimo Scorsese. Completamente hipnótico. Daba igual si se estaba lejos y no se alcanzaba a ver bien el escenario. El vídeo era una auténtica película musical. Con toda probabilidad, pronto estará en sus pantallas en forma de DVD.
Hacía mucho que no tocaban Boca en la tierra pero este concierto no era de presentación de su último trabajo si no un homenaje a toda su carrera. Por eso, tras un escenario completamente rojo cuando sonaba Fuego, cantaron Rey Sol, el primer tema de los muchos que sonaron de su primer disco. Al respirar resonó como un auténtico himno y Copenhague protagonizó uno de los momentos más especiales de la noche con un final alargado y el público totalmente entregado, desde la primera fila a la zona más alta del pabellón.
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Panorámica del Barclays Center. / Jose M. Romero
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Panorámica del Barclays Center. / Jose M. Romero
Quizá la emoción en Copenhague había sido tal, que muchos aprovecharon en la siguiente canción, Baldosas Amarillas, para ir al baño. Parecía que se había acabado el concierto de la cantidad de gente que salía en dirección opuesta al escenario en ese momento. Muchos tuvieron que correr luego porque a continuación vinieron Sálvese quien pueda, Un día en el mundo y Saharabbey road. Así, las tres seguidas, sin tregua. Esta vez el “lololo” no anunciaba el final del concierto. Todavía quedaba un rato pero estaba pasando muy rápido.
Maldita Dulzura, Fiesta Mayor y La Cuadratura del Círculo, con versión extendida antes del in crescendo, cerraron el concierto antes de los bises. Entonces sí se utilizó el “lololo” para volverles a sacar al escenario.
Curiosamente muchas de las canciones del primer disco son las que arrancaron los aplausos más fuertes. Cuando volvieron a salir, Año nuevo y Valiente también se cantaron con pasión y eso, no es solo cuestión de suerte. Es cuestión de mucho trabajo. Vetusta Morla tardó diez años en sacar aquel disco.
El Hombre del Saco, con un hombre con corbata bailando en la proyección de detrás del escenario y frases como “el legado es dramático”, rompía una vez más la jornada de reflexión pero por si acaso alguien todavía no había leído entre líneas, Pucho entra en trance y comienza a recitar-rapear frases como "no nos merecemos un presidente que hable por los televisores" o “estamos programados para dar y recibir amor”, y aprovechaba para agradecer a todos su presencia: “No sé qué pasará en los próximos años pero siempre nos acordaremos de este momento”.
Como resumen de estos últimos meses y presagio de los próximos días postelectorales, Los días raros cerró el concierto. “Nos quedan muchos más regalos por abrir, monedas que al girar descubran un perfil. Ya empieza el celofán y acaba en eco”. El eco de 15.000 personas. Tras los créditos, sobre el escenario queda una foto del grupo saludando al público, una ciudad y una fecha que queda para la historia: Madrid, 23-5-2015.
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Foto finish del concierto. / Gonzalo Prieto
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Foto finish del concierto. / Gonzalo Prieto
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Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...