Steven Gerrard, último día en la oficina

Madrid

Sales de casa. Caminas hasta la estación de metro más cercana. Bajas del metro. Compras café en una famosa multinacional y pones rumbo a tu lugar de trabajo. Ascensor. Octava planta. Llegas a la oficina, saludas a unos y otros y al tajo. Tras terminar la jornada, mismo camino pero a la inversa. Es tu rutina. Hay gente que la prefiere y gente que la odia. Pero probablemente para Steven Gerrard abandonar su rutina será un paso doloroso.

Son 17 años. Si se cuentan todos, son 204 meses. Con la misma operación, serían más o menos 6.205 –día arriba, día abajo–viviendo en una misma urbe, circulando por las mismas carreteras, acudiendo a la misma ciudad deportiva, jugando en el mismo estadio y vistiendo el mismo traje. Gerrard no es sin el Liverpool y el Liverpool, al menos el actual, no se entiende sin Gerrard. En estos 17 años ha habido momentos mejores, momentos peores, pero el ‘8’ del Liverpool los ha vivido todos de red. Y ese es su legado. Son 708 partidos –710 a final de temporada– que han convertido a Gerrard en la bandera del club que viste de rojo a la orilla del río Mersey. Es un one club men, esa rara avis que todavía se conserva en el fútbol.

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Ya se ha comentado, son más de setecientos partidos. No da para recordarlos todos y por eso se recurre a las cifras y a efemérides. Desde ese 29 de noviembre de 1998 en que un joven Steven Gerrard imberbe debutase contra el Blackburn Rovers, pocas cosas han cambiado. Se puede decir que solo el dorsal. No se podrían encontrar siete diferencias entre el cromo de Gerrard de 1998 y el de esta temporada: quizá únicamente la barba. Algo normal cuando debutas joven.

Volviendo a las cifras. Han sido 17 campañas de red. A su espalda, el ‘8’ acumula 185 dianas, más de un centenar de asistencias y un palmarés envidiable. El bueno de Stevie (apodo cariñoso en Anfield) ha ganado 10 títulos: 2 FA Cup, 3 Copas de la Liga, 1 Community Shield (Supercopa de Inglaterra), 1 UEFA, 2 Supercopas de Europa y 1 Champions League.Quizá el partido que le dio este último título sea uno de los más memorables, de los que será más recordados y por el que media Europa suspiraba por un fiel representante de lo que en Inglaterra se reconoce como box to box.

Aquella noche el Liverpool perdía 3-0 al descanso frente al AC Milan de los Maldini, Nesta, Cafú, Pirlo, Gattuso, Seedorf, Kaká y Shevchenko –y Ancelotti en el banquillo– y terminó ganando la Copa de Europa. Lo hizo por penaltis, con el exmadridista Dudek como uno de los héroes, pero con Gerrard como bandera. El niño criado en casa fue ‘todocampista‘ para llevar al Liverpool a tocar la gloria.

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A nivel de club, una espina. Un borrón, o más que borrón, un espacio en blanco en su palmarés. Gerrard no ha podido llevar al Liverpool a ganar una Premier League –el club de Merseyside no ha ganado la liga desde que adoptó esta denominación–. Casualidad o no, esta vez fue el capitán quién resbaló, y lo hizo de manera literal. Fue en Stanford Bridge, curiosamente uno de los últimos campos que han reconocido la trayectoria del ‘8’ red. Un paso en falso de Gerrard en la medular sirvió en bandeja a Demba Ba un gol que acabó por dinamitar las opciones del Liverpool de disputar la Premier a los gigantes Chelsea y Manchester City.

La otra gran espina de Gerrard es la selección inglesa. Espina que tampoco se pudo sacar en Brasil. Era su último Mundial y, pese a sus 114 internacionalidades y sus 21 goles con la Three Lions, su conexión con Lampard en el eje de la selección nunca ha terminado de carburar. Aun así, la falta de trofeos no ha impedido que el capitán del Liverpool figure como uno de los iconos del fútbol inglés.

Este sábado Gerrard se viste de red en Anfield por última vez. Entona por última vez el You Will Never Walk Alone en la oficina. Llegó a esa oficina de niño, como recogepelotas y su primo era uno de los 96 de Hillsborough, por ese motivo, el capitán nunca caminará solo. “You leave a legend, you will return a hero, the city of Liverpool is always with you, you will never walk alone”.