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Viaje al este de Ucrania: día dos

Con bombardeos de fondos todavía, en la sede del gobierno de la autoproclamada República Popular de Donetsk dicen que están dispuestos a negociar. "El problema está en Ucrania", afirman

Puerta de entrada de un hotel en Donetsk. / A. L.

Puerta de entrada de un hotel en Donetsk.

Donetsk

En la sede del gobierno de la autoproclamada República Popular de Donetsk dicen que están dispuestos a negociar, que quieren crear varios grupos de trabajo para hablar de la reforma de la Constitución y de la celebración de elecciones locales, tal y como se estipulaba en los acuerdos firmados en Minsk. Pero uno de los líderes separatistas, Andrei Purguin, denuncia que las autoridades ucranianas ni tan siquiera han elegido a sus negociadores.

"Nosotros hemos hecho pública nuestra lista, está en internet. En este momento, el problema está en Ucrania que no ha elegido a sus representantes para el Grupo de Contacto", explica. Y como advertencia añade: "Y ya se sabe, cuando los políticos se callan, los cañones hablan".

A lo lejos se escuchan todavía algunos bombardeos, procedentes de la zona del aeropuerto. No son muy intensos, pero recuerdan que el conflicto puede volver a ganar en magnitud en cualquier momento. Y aquí muy pocos creen en la negociación. Para el diputado, Boris Litbinob, antes será necesario un cambio de gobierno en Kiev.

Varias personas de Donetsk hacen cola para recoger bolsas de ayuda humanitaria.

Varias personas de Donetsk hacen cola para recoger bolsas de ayuda humanitaria. / ANA LÁZARO

Varias personas de Donetsk hacen cola para recoger bolsas de ayuda humanitaria.

Varias personas de Donetsk hacen cola para recoger bolsas de ayuda humanitaria. / ANA LÁZARO

"Mientras esta gente esté en el poder, me temo que será imposible encontrar una solución. Necesitaremos cinco, diez, quizás quince años antes de que cambien los actuales líderes ucranianos. Con estos dudo que se pueda alcanzar una solución", afirma.

El debate también está en la calle, donde se habla abiertamente de guerra civil, un término que en Kiev nadie utiliza. "Estamos ante un conflicto de intereses, un conflicto de opiniones, de ideas, de cultura, de historia.

Pero va mucho más allá, implica la destrucción de todo esto", dice Ludmila, una jubilada, mientras hace cola para recibir un paquete de ayuda humanitaria. En Donetsk, la vida sigue siendo complicada. Escasea el dinero, los precios suben. Y el conflicto sigue abierto.

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