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'GRAN HERMANO VIP'

La victoria de Belén Esteban deja en el olvido el racismo de Los Chunguitos

Acaba un 'Gran Hermano VIP' exitoso en audiencia y muy polémico

Belén Esteban celebra su victoria en 'Gran Hermano VIP' / MEDIASET

Belén Esteban celebra su victoria en 'Gran Hermano VIP'

Murcia

Ha acabado 'Gran Hermano VIP'. Las cámaras se han apagado y el icono que para muchos representa tan certeramente lo peor de Telecinco, Belén Esteban, sale victorioso. Ha ganado la llamada en su día Princesa del Pueblo, vilipendiada en este reality por parte de esa su gente y, de nuevo, elevada a los altares del Olimpo de la vulgaridad.

Belén arrasó en la final de 'GH VIP' venciendo con casi el 70% de los votos y sacándose de la manga un gesto meritorio: donar los 100.000 euros del premio como ganadora. Para ser precisos, lo que deja de ganar es casi la mitad, pues es la cantidad íntegra que hubiera recibido tras pagar su correspondiente porcentaje a Hacienda. De cualquier manera, no cabe otra que aplaudir la generosidad de la madrileña que por cada día en la casa, al igual que cualquiera de los concursantes, ya se ha embolsado su correspondiente retribución.

Como la donación del premio, la exorbitada audiencia lograda por este reality en cada una de sus galas (la final sedujo a 4.919.000 espectadores, un 35,9% de share) ha resultado un opaco telón tras el que esconder y dejar en el olvido episodios, por ejemplo, como el de los comentarios racistas y homófobos de Los Chunguitos.

Ya nadie se acuerda de que, bajo la excusa de que esa casa es como la vida misma, se mantuvo dentro del reality a esta pareja de concursantes durante varios días en los que hubo tiempo para mostrar una total y absoluta falta de respeto a determinados colectivos. La presión mediática y de ciertas asociaciones obligó a cadena y productora a optar por su expulsión; no sin antes retransmitirla en directo con entrevista incluida, logrando así un datazo de audiencia. El primer datazo de esta edición.

Corrieron ríos de tinta y tuits con aquello. Pero ya nadie lo recuerda. Ese gran dato de audiencia fue el primero de un programa que los ha ido encadenando, cimentando su éxito en polémicas, menos llamativas e hirientes que la de Los Chunguitos, pero de cuestionable gusto ético.

Desde una Belén Esteban comentando que lo de limpiar, habiendo mujeres en una casa, es cosa de ellas hasta Kiko Rivera en un plató espetando a otra de las concursantes que ella ha servido para uso y disfrute de toda su tropa de amigos. Tampoco está mal la oda al analfabetismo que se ha hecho con alguna de las pruebas en las que comprobó el ínfimo dominio de los concursantes en áreas como geografía o idiomas en niveles muy básicos.

Todo ha sido divertido en 'Gran Hermano VIP', todo ha sido morboso. Como lo fueron los insultos racistas de Los Chunguitos. Pero ahí el espectador se puso el traje de juez digno e inquisidor: eran demasiado explícitos y tempraneros como para engañarse con aquello de que son cosas que pasan y deben ser entendidas dentro del contexto de un reality.

MEDIASET

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Esos otros valores han ido trascendiendo, bajo el disfraz del entretenimiento total, a lo largo de toda la edición de 'Gran Hermano VIP' en un público mayoritariamente joven; parte del cual consume fielmente cualquier producto de la marca Mediaset, como 'Mujeres y Hombres y Viceversa', programa que el día de la tragedia aérea de Germanwings retrasó su inicio provocando entre algunos de sus fans quejas en redes sociales: ni entendían ni les importaba lo que había pasado en los Alpes. Porque lo más importante para ellos era pasarlo bien viendo a los tronistas y a sus pretendientas.

Ni toda la audiencia de este tipo de programas es así ni a todos los que los ven les mueven las mismas motivaciones; pero en el éxito del entretenimiento y el dato de audiencia a cualquier coste también se alberga parte de la responsabilidad en la construcción de unos espectadores para los cuales una tragedia mortal carece de interés.

La televisión, en su maridaje perfecto con internet y las redes sociales, constituye una potentísima bomba de influencia en todas las capas de la sociedad, especialmente entre el público más joven. En esa televisión de hoy, este viernes la medalla del éxito es para el reality por arrasar en share y para la concursante que lo ganó. Lo que haya trascendido de uno u otra entre sus espectadores, por negativo que sea, no tiene cabida en esta reduccionista concepción del éxito que sepulta en el olvido, por ejemplo, aquellos comentarios racistas que tanta indignación y repulsa provocaron. Qué frágil es la memoria en televisión y qué bien saben usarla las cadenas a su favor.

 
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