Se vende aldea abandonada. Razón aquí
Más de 2.500 aldeas en España tienen colgado el cartel de "Se vende", con el que pretenden atraer a nuevos inquilinos que resuciten la vida rural, agrícola y ganadera de estas zonas
Madrid
De la mayor parte de aldeas abandonadas en España cuelga un mismo cartel: “Se vende”. Ese es el principal reclamo que las más de 2.500 aldeas sin vida anuncian para conseguir nuevos propietarios que se encarguen de revivir sus calles y sus casas. No son pocos los pueblos que ya han recibido las maletas de nuevos inquilinos con la intención de emprender una nueva vida, alejada del estrés y la fatiga de las grandes ciudades.
Por solo 70.000 euros puedes convertirte en el propietario de cuatro casas de piedra, que datan del siglo XVIII, y que conforman una aldea ubicada en pleno paraje natural de la Rivera Sacra (Lugo). De esta manera se anuncia la venta de esta aldea en el portal inmobiliario aldeasabandonadas.com, única agencia especializada en este tipo de ventas en España. Pero esa no es la única oferta peculiar que podemos encontrar en el portal inmobiliario, ya sea un conjunto de 28 edificaciones, entre las que se encuentra su propia iglesia, o un complejo rural con su propio centro de salud.
Pero ¿Quién compra una aldea abandonada? No son pocos las personas que se interesan por estas ofertas tan características. A las típicas inversiones extranjeras, como la de suizos, ingleses y alemanes, debemos sumarles ahora las inversiones multimillonarias de rusos, mexicanos y chinos que empiezan a hacerse notar en el mercado español. Sus grandes fortunas ya escapan del lujo de Marbellí o el ambiente nocturno de Ibiza, para huir hacia aldeas gallegas cubiertas por musgo y hiedra que pintan de verde las antiguas casas de piedra.
Sin embargo, no solo son las grandes fortunas las que se han visto atraídas por el reclamo de estos parajes naturales. Cada vez son más los jóvenes, y no tan jóvenes, que empiezan un viaje a la inversa que les llevan lejos de las grandes ciudades hacía estos pueblos. “Solo necesitan una localización idónea para poder trabajar. Ahora, muchos autónomos con una buena conexión a internet pueden trabajar desde cualquier lado”, explica Elvira Faifán, gerente de aldeasabandonadas.com, a la Cadena SER.
Vender una aldea no es tan difícil como parece, siempre y cuando los legítimos propietarios de la misma puedan demostrar que les pertenece. “Los vecinos que quedaban en la aldea han ido heredando las casas o comprándolas. Ahora buscando ingresos y por eso se lanzan a venderlas”, aunque Faifán asegura que “siempre hay mucho papeleo que arreglar”.
Despoblación rural
La compra de aldeas y casas abandonadas ha crecido en los últimos cinco años, pero esa tendencia sigue estando muy por debajo de la velocidad a la que se produce la despoblación rural en España. Cerca del 58% de los municipios en España han perdido población en los últimos 20 años, según los datos demográficos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Esta despoblación supone “un grave perjuicio para el de desarrollo de los pueblos, la pérdida de valores culturales, de señas de identidad, y el origen de graves desequilibrios territoriales”. Unas advertencias que lanza la fundación Abraza la Tierra que pretende propiciar la recuperación demográfica.
Esta fundación lleva desde 2004 información sobre los recursos y las ventajas que tiene el trasladar la vida a un núcleo rural. Eva María González, coordinadora de Abraza la Tierra, admite que “desde el inicio de la crisis hemos recibido un incremento del número de consultas de personas, con problemas económicos, que querían empezar una vida nueva en pequeños pueblos”, pero en muchos casos es imposible.
“Nosotros siempre advertimos de que comenzar de cero no es fácil. Muchas personas piensan que dejar atrás sus deudas para trasladarse a una aldea es algo sencillo. Y no es así. Si no tienen claro el modo en el que se van a ganar la vida en su nueva residencia es absurdo plantearse esta posibilidad”, asegura Eva González.
Sin embargo, muchos son los jóvenes que se lanzan a emprender un estilo de vida basado en la agricultura y la ganadería, pese a que los comienzos nunca son fáciles. Por ese motivo, desde la fundación reclaman a las administraciones publicas más ayudas económicas directas y acceso a las tierras, con las que iniciar a labrar un nuevo futuro lejos grandes ciudades.
