La fe mete al Atlético en los cuartos de final de la Champions League

Madrid

El Atlético ya está en los cuartos de final de la Liga de Campeones. Y se ha ganado el pase de la forma más difícil. Porque los antecedentes decían que las tandas de penalti en Europa no son lo suyo. Pero hoy se ha vuelto a reescribir un pequeño capítulo de la historia del equipo colchonero, que está empeñado en hacer la gesta más grande: ganar la Champions.

El pase casi le cuesta la salud a la afición, que solo respiró aliviada cuando vio cómo el último penalti lanzado por Kriessling se marchaba por encima de la portería de Oblak. En ese momento ya no importaba nada de lo anterior. Ni siquiera el penalti lanzado segundos antes por Fernando Torres en otra demostración de que su fe rojiblanca es lo que más lejos le puede llevar en su segunda etapa en el Atlético.

Lejos quedaba ya el inicio del choque, en el que Simeone sorprendió a todos con la presencia de Cani en el once. El Cholo apostó por él como alternativa a la falta de juego que ha mostrado el conjunto rojiblanco en los últimos choques. Él y Arda tenían que dar el desborde. El control corría a cargo de Koke y Mario Suárez. Gabi era el sacrificado.

Las novedades, sin embargo, no cambiaron demasiado al conjunto rojiblanco respecto a fechas anteriores. Se vio a un Atlético voluntarioso, pero más por la grada y por la altura del encuentro que por su fútbol. El Leverkusen pronto hizo ver que acudía a Madrid con la intención de ser el equipo rápido y desbordante de la ida. De hecho, hizo el primer disparo a puerta, un tiro de Son que tuvo que sacar en el área pequeña Mandzukic.

El Atlético no estaba para sustos. Un gol alemán le ponía casi imposible la eliminatoria. Pero el susto llegó, aunque en forma de lesión, la del guardameta Moyá. Tuvo que salir a sustituirlo Oblak cuando se cumplían los primeros veinte minutos de partido. Si alguien le llega a decir que le esperaba una tanda de penaltis...

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No le gusta a Simeone hacer cambios tan rápido, aunque seguro que dejó de pensar en ello -siquiera un momento- cuando Mario Suárez hizo el tanto que lo igualaba todo. Llegó a balón parado porque esa fue la única forma en la que el Atlético se acercó con peligro a la portería contraria. Fue una falta botada desde la derecha por Koke al segundo palo. Ahí la tocó Arda. Luego Cani. También un defensa del Leverkusen. Al final llegó la pelota hasta Mario Suárez. Su disparo tocó en otro zaguero para impedir la parada de Leno. Así llegó el esperado 1-0.

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Aunque el Bayer no se puso entre ceja y ceja a Oblak, sí salió con velocidad cuando recuperó la pelota, intentando reporducir las contras que pusieron en jaque a los de Simeone en la ida. Su hombre más peligroso fue Bellarabi, que obligó a los centrocampistas del Atlético a correr muchas veces camino de su portería. Menos influencia tuvo, por suerte para los rojiblancos, Çalhanoglu, fundamental en el encuentro de Alemania.

Otro susto llegó antes del descanso cuando Mandzukic amenazó con seguir a Moyá en dirección al vestuario. Su tobillo se resintió en una jugada en la que nadie lo tocó. Le tocó sufrir al Cholo hasta que la primera parte llegó a su punto final.

Y el técnico argentino decidió cambiar su cambio y quitar a Cani para dejar un sitio en el campo a Raúl García, el hombre que más partidos de Champions ha disputado con los rojiblancos. No tardó en participar en el juego del Atlético. Y estuvo siempre más cerca de la portería contraria que el hombre al que sustituyó. En su primera aparición le dejó la bola a Griezmann, aunque el francés no pudo controlar bien para armar un disparo. Además, a punto estuvo de marcar en la prórroga.

Los rojiblancos buscaron el gol de todas las formas posibles. Es verdad que Leno no tuvo que hacer grandes paradas, pero también lo es que el Atlético vivió toda la segunda mitad en el campo de un Leverkusen que aguantaba el tipo y se fiaba de su capacidad para armar contras letales.

El Atlético quiso por la banda de Gámez, por la de Arda, por dentro con Raúl, con balones a Griezmann, con desmarques de Fernando Torres -que sustituyó a Mandzukic-, en jugadas a balón parado lanzadas por Koke... Pero el gol no quiso llegar.

Los rojiblancos llegaron al momento clave del partido con oxígeno y con un Calderón entregado. No le hacía falta mucho más para superar el reto. Pero enfrente tenía a un Leverkusen que no se lo pensaba poner fácil pese a estar cerca del KO en algunos momentos.

La prórroga puso de manifiesto que en un partido como este no es fácil quitarse la presión de encima. La notó el Atlético en la primera parte de la prórroga y no se sacudió los nervios hasta que apareció Arda en la segunda. Primero con un pase a Raúl García, que disparó a puerta para comprometer a Leno. Después, con un detalle de los suyos junto a la línea de cal para dejar sentados a los alemanes.

Ni siquiera eso fue suficiente para decantar una eliminatoria que pendía de un hilo. A punto estuvo de resolverla Rolfes con un tiro lejano que salió a un palmo de la escuadra de la portería de Oblak. También lo intentó Fernando Torres tirándose con todo para rematar de cabeza un balón que paró Leno. Nada. El partido estaba abocado a los penaltis. A una tanda de infarto en la que Arda rezó para convertir la fe que sobrevolaba el Calderón en una de las victorias más necesarias para el Atlético en los últimos tiempos.