20 postales desde Irlanda del Norte
Otrora una de las regiones más peligrosas, convulsas y conflictivas de Europa, Irlanda del Norte vuelve a sonreír. Las bombas y la sangre del siglo XX han dado paso a un escenario de paz y prosperidad que ha impulsado al gran escenario norirlandés a ser considerado como uno de los destinos europeos más florecientes e interesantes del momento.
Dotado de una belleza paisajista innata y de un importante patrimonio histórico y cultural. Sus castillos, bosques, ríos, ‘loughs’, las escarpadas costas y las verdes praderas son algunas de las estampas que regala al visitante. Los encantos de esta tierra son muchos, quizá demasiados. Para condensar tanto poderío os enviamos estas 20 postales desde Irlanda del Norte.
La capital de Irlanda del Norte es, con sus 280.000 habitantes, una ciudad relativamente pequeña y fácil de recorrer. En uno o dos días se puede visitar la mayor parte de los puntos de interés de Belfast, la mejor puerta de entrada para empezar un viaje empapándose con grandes dosis de cultura norirlandesa.
Desde la costa y extendiéndose hacia el interior del condado de Antrim se localizan una serie de hermosos y verdes valles diseminados entre colinas boscosas. Un escenario perfecto para pasear por alguno de sus múltiples senderos.
Situado en la ciudad de Carrickfergus, a orillas del Belfast Lough y a escasos 17 kilómetros de la capital norirlandesa, se localiza el castillo mejor preservado de todo el país. Mandado construir en 1177 por el caballero Juan de Courcy, ha desempeñado un importante papel militar hasta el primer cuarto del siglo XX.
A escasos 9 kilómetros de Ballycastle, en las costas de Antrim, se localiza la isla más septentrional y de mayor tamaño de Irlanda del Norte. Aunque está habitada por apenas 100 habitantes, se trata de un santuario para decenas de miles de aves, entre ellas el curioso frailecillo atlántico (‘puffin’).
La segunda ciudad en importancia del Ulster copó las portadas de los medios durante décadas por la violencia entre católicos y protestantes. La ciudad se asiente a orillas del río Foyle, aunque es en su margen oeste donde se encuentran sus famosas murallas que soportaron el asedio de Derry en 1658.
En el condado de Down, al sureste del país, se encuentran las “Mournes”, una cadena montañosa de origen granítico de indudable belleza y que cuenta con el pico más elevado del país, el Slieve Donard, de tan solo 850 metros de altura. Uno de los puntos más conocidos de esta área es el Mourne Wall, un muro de piedra de 35 kilómetros de longitud construido a principios del siglo XX y que pasa por 15 cimas.
El ‘highlight’ de Irlanda del Norte es está curiosa formación natural compuesta por 40.000 columnas de basalto pentagonales que se adentran en las frías aguas del Atlántico Norte. Su origen científico se debe al rápido enfriamiento de la lava de un volcán al contactar con el mar, aunque la leyenda habla de la historia de dos gigantes que luchaban entre si lanzándose piedras, uno vivía en Irlanda y el otro en la isla escocesa de Staffa, en las Hébridas. Con estas piedras se formó lo que hoy se conoce como la calzada de los gigantes.
Entre las localidades de Portballintrae y Portrush, en la costa norte de Antrim, se encuentra este hermoso castillo de la Baja Edad Media que fue el cuartel general del clan MacDonnell. A pesar de que solo se conserva parte de su estructura, su ubicación al borde de un promontorio basáltico junto al mar le convierte en una de las postales más bellas de Irlanda del Norte.
Aunque parece un gran lago al quedar casi cerrado por la península de Ards, Strangford Lough es en realidad un gran fiordo, ya que está abierto al Mar de Irlanda en su parte sudoriental por un estrecho canal. Se trata de la primer “reserva natural marina” (Marine Nature Reserve) de las islas británicas y uno de los lugares preferidos de los norirlandeses para hacer canoa y kayak.
Este pequeño puente hecho con cuerda se ha convertido en una de las principales atracciones turísticas de Irlanda. Situado en las cercanías de Ballintoy, se eleva a 25 metros de altura para unir la costa de Antrim con la pequeña isla de pescadores de salmón de Carrick.
En Belfast se encuentran Shankill Road (protestante, en la imagen) y Falls Road (católica), las dos avenidas que mejor explican el conflicto vivido en Irlanda a lo largo del siglo XX. Visitar estos barrios y observar sus murales es una pieza fundamental en cualquier viaje a Irlanda del Norte para entender la idiosincrasia norirlandesa.
La localidad de Bushmills puede presumir de contar con la destilería de ‘whiskey’ más antigua del mundo. Desde que en 1608 el rey Jaime I concediese la licencia de producción, esta fabrica no ha parado de producir el preciado licor. Se estima que por la destilería pasan al año unos 140.000 visitantes ávidos de conocer el proceso de fabricación de la popular bebida alcohólica y disfrutar de una cata.
Unos 8 kilómetros al sur de Enniskillen, en el condado de Fermanagh se localiza Florencecourt, una gran finca perteneciente a la familia Cole compuesta por una gran residencia palaciega de estilo rococó del siglo XVIII, verdes praderas, cuidados jardines y un gran bosque. El mejor lugar para conocer la vida de la antigua burguesía irlandesa.
La ciudad portuaria de Bangor es una de las más tranquilas de todo el país. Vivió prácticamente ajena a los “troubles” en la época de apogeo del conflicto y fue la capital del turismo norirlandés hasta la década de los 60. Actualmente, aunque ha perdido parte de su reputación, está considerada como una de las ciudades con mejor calidad de vida entre los norirlandeses.
No existe mejor ciudad en el mundo para conocer la historia del barco crucero más famoso del mundo que Belfast. Aunque zarpó del puerto inglés de Southampton en 1912, el Titanic fue construido en la capital norirlandesa y es aquí donde mejor se puede conocer la historia del malogrado trasatlántico. El Titanic Belfast (en la imagen) es un monumento y museo que a pesar de su corta edad ya es un imprescindible en todo viaje a Irlanda del Norte.
El hecho de que “Juego de Tronos” eligiese a este espeso y enigmático bosque norirlandés para ambientar algunos escenarios del primer capítulo de la serie ya dice mucho de este paraje preciosista. Los viejos puentes, una puerta gótica de entrada, los riachuelos y las verdes praderas contribuyen a que este espacio de 630 hectáreas este considerado como el bosque más hermoso del país.
Este museo al aire libre ubicado en Castletown, a las afueras de Omagh, es el que mejor explica la historia de las migraciones irlandesas a Norteamérica durante los siglos XVIII y XIX. Un viaje en el tiempo más que recomendable.
En el 46 de la Great Victoria Street, una de las avenidas más transitadas por los peatones de Belfast, se localiza el pub más famoso de Irlanda del Norte: The Crown Bar. Esta evocadora taberna data de 1885 y es el mejor ejemplo de ‘gin palace’ de estilo victoriano, de ahí que el National Trust se encargue de su preservación.
Aunque nombrado en singular, el Lough Erne en realidad son dos lagos que surgen en la parte alta y baja del río Erne. Situados en el condado de Fermanagh, al suroeste del país, cuenta con numerosas islitas y puntos de interés histórico como Castle Coole, Crom Estate o el cercano Florencecourt. A algunos norirlandeses les encanta alquilar una canoa y remar por sus aguas, mientras que otros prefieren caminar o montar en bicicleta, ya que aquí se encuentra el Kingfisher Trail, la primera ruta ciclista de larga distancia (370 km.) en Irlanda.
En la ciudad costera de Portstewar, en el condado de Londonderry, se localiza la que está considerada como la playa más hermosa del Ulster. Sus dunas de arena se extienden a lo largo de más tres kilómetros fundiéndose con Barmouth y el estuario del río Bann, un importante refugio para diferentes aves migratorias.