El Sevilla sigue teniendo su duende
Vitolo, Mbia y Gameiro encarrilan el pase a cuartos de la Europa League ante un Villarreal que no supo contrarrestar la gran pegada de los de Emery
Gameiro celebra el tercer tanto de los sevillistas. / JOSE JORDAN (AFP)
La Europa League es territorio sevillista. El vigente campeón demostró su condición en El Madrigal, donde los hombres de Unay Emery encarrilaron su pase a los cuartos de final del torneo continental ante un Villarreal con muy buenas ideas, pero que se nublaba cada vez que encaraba la portería de Sergio Rico.
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Decenas de miles de aficionados amarillos jalearon la llegada del autobús de sus jugadores al feudo castellonenese. Era una noche importante para un club que quería refutar su buen fútbol venciendo el primer envite ante los actuales campeones de la Europa League, que llegaba al Madrigal con un plan que se les puso de cara desde el primer suspiro del encuentro. Literalmente además, porque el respetable aún estaba buscando sus butacas cuando Vitolo hizo historia al anotar el gol más rápido de la competición. El crono marcaba el segundo 13 de partido cuando el de Gran Canaria culminaba la primera jugada de la pizarra de Emery.
El Villarreal no acusó el gol encajado de forma tan temprana y rápidamente llevó la réplica, pero la primera prueba de que no sería el día de los de Marcelino llegó cuando Vietto estrelló su disparo contra el larguero apenas un minuto después del tanto rival. Sin tiempo para lamentos, el Villarreal mantuvo el cerco sobre el área de Sergio Rico, mientras que los visitantes asustaban cada vez que organizaban una contra.
Pero no sería en un contragolpe, sino en una jugada a balón parado, cuando llegaría el segundo tanto de los andaluces. Un gol que no debió subir al marcador, ya que Mbia se encontraba en posición antirreglamentaria cuando remató de cabeza el saque de falta de Tremoulinas. Una vez más, el camerunés anotaba un tanto decisivo, a la par que ilegal, en suelo valenciano.
El nuevo varapalo lo acusaron más los hombres de Marcelino, y el Sevilla, que olió la sangre, se lanzó a la yugular. Los amarillos vieron como poco antes del descanso, Aleix Vidal tuvo la oportunidad de sentenciar la eliminatoria antes de que el colegiado decretase el camino de los vestuarios tras una vertiginosa contra sevillista, pero su remate se estrelló en la cruceta.
En la reanudación, las esperanzas regresaron al Madrigal. El Villarreal salió como un misil y Vietto aprovechó una jugada embarullada para recortar distancias en el marcador. Pero el Sevilla no estaba dispuesto a echar por tierra el trabajo cosechado durante el primer acto y recordó a los de Marcelino quién manda en la Europa League. Gameiro arrebató la sonrisa a los amarillos cuando apenas dos minutos después, y volviéndo a sacar rédito a la estrategia, conectó una volea en el corazón del área local para fusilar a Asenjo y dejar la eliminatoria muy de cara para los sevillistas.
Marcelino escenificó la frustación del Villarreal siendo expulsado por el colegiado tras no parar de quejarse en su área técnica. Y es que el submarino lo intentó por tierra, mar y aire, pero un Sevilla muy ordenado desinfló poco a poco las esperanzas de los castellonenses por volver a acortar distancias. Y si fallaban los jugadores de campo, ahí emergía la figura de Sergio Rico para evitar más alteraciones del marcador.
El guardameta realizó varias intervenciones en los minutos finales del encuentro dejando en agua de borrajas la última intentona del Villarreal por llegar al Sánchez Pizjuán con un marcador favorable a sus intereses. La Europa League mantiene su color especial... y el Sevilla su duende en su torneo fetiche.
