¡Qué vergüenza! | 11-03-2015
Después de 24 horas escuchando todos los diagnósticos sobre los males que acechan al Madrid tengo claro que el más acertado fue el que le dio Cristiano Ronaldo a Benzema en un momento dado del partido: “Esto es una vergüenza”

Cristiano Ronaldo y Benzema, durante el partido del Madrid ante el Schalke. / JuanJo Martin (EFE)

Le faltó al portugués, que volvió a tener gestos lamentables durante y después del partido, acotar un poco la dirección de la crítica, pero el resumen fue perfecto. En efecto, fue sonrojante ver la actitud de muchos jugadores del equipo durante gran parte del partido; fue descorazonador ver deambular a Bale un partido más u observar como Ancelotti sigue dando minutos a gente como Coentrao o Khedira que están más fuera que dentro y que no merecen en el día a día ni una sola de las oportunidades que les concede su jefe.
Es una realidad dolorosa ver cómo Iker falla y la gente le espera con el mazo y desesperante que un entrenador tan inteligente como el italiano siga empecinado en no cambiar nada a pesar de que la cosa pinta fea de verdad.
Con todo cualquier otro equipo marcándose un partido similar en Champions estaría en la calle, pero esto es el Madrid. Con el Bernabéu como una olla a presión, recibiendo un baño y con futbolistas en un estado de forma lamentable, se ha metido en cuartos de final de la mejor competición del mundo.
Ahora llega Modric, vuelve Ramos, James está al caer… Son futbolistas que han sido decisivos en varios tramos de la temporada y que regresan en el momento más necesario para sus compañeros. Con todos recuperados Ancelotti tiene que manejar el reparto de los minutos mucho mejor de lo que ha hecho hasta ahora.
Llega el tramo decisivo de la temporada y tienen que jugar los que mejor estén. No queda otra. Olvidarse de lo que piense el presidente y de lo que piensen los que tengan que ser “sacrificados”. El Madrid está a tiempo de salir por la puerta grande pero la faena tiene que cambiar de pitón. Y de paso que Cristiano, al margen de clavar los diagnósticos, no pague su frustración con periodistas, afición o compañeros y vuelva a dar un paso al frente donde mejor lo sabe hacer: en el tapete.